Una vez terminada la alerta en las islas, con el cielo despejado y un sol que quemaba la frente, recorrimos ayer la costa de El Rosario visitando los edificios afectados por la tormenta; agua, barro, humedad, caras tristes y preocupadas.
Fue como revivir mi propia experiencia del 2002, cuando mi casa quedó bajo las aguas y al poder entrar me encontré que había desaparecido prácticamente todo lo que estaba a menos de 1m de altura. La misma sensación, el mismo aspecto de los muebles, la misma sensación. Desolación en muchas áreas de Santa Cruz, Tabaiba, Radazul, Boca Cangrejo; personas que han visto cómo han desaparecido sus enseres, como sus casan han quedado inservibles, pobres animales ahogados. Las imágenes que podemos encontrar en Internet hablan por sí solas, tenemos la tormenta completa minuto a minuto, imágenes del agua corriendo por las calles como si de un río se tratara, cascadas, coches sumergidos, personas arrastradas por la corriente...
En la foto puede verse un torrente de agua saliendo por la terraza de una de las viviendas del Edif. Playa del Moro. El agua que bajaba por la calle entró al edificio por arriba y buscó su camino de salida, que encontró. Sabia y cruel es la naturaleza.
Esta vez hemos tenido suerte y no ha habido desgracias personales, pero ¿no estaremos tentando al destino ocupando de esta manera los márgenes de los barrancos con tanta edificación?
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