Irene Vallejo
https://www.milenio.com/opinion/irene-vallejo/arrecife-con-sirena/ser-otro
Nuestros deseos son el campo de batalla de la publicidad y el consumo. Las marcas no solo quieren que compremos sus productos, además nos tientan para que deseemos ser otros. Hipnotizan nuestros ojos con imágenes de exultante juventud, desinhibida, perfecta, triunfadora: falsa. Saben que caeremos en la trampa de comprar lo que nos venden para intentar parecernos a ellos, a los otros, a esos espejismos cuidadosamente fabricados. Y así seguiremos gastando, porque nunca lo conseguiremos. Nuestra insatisfacción es su negocio. Como diría Deleuze, el capitalismo hace apología de la esquizofrenia. Para la sociedad del éxito, ser nosotros mismos es un asunto de perdedores, resignado y sin glamur.
Hace veinte siglos, el poeta Marcial escribió un epigrama sobre la felicidad. Sin dejar de lado su vena irónica, rozó algunos temas poco habituales en él: la vulnerabilidad, el desasosiego, el miedo a morir: “Las cosas que hacen una vida más feliz son éstas: que quieras ser lo que eres y no prefieras nada, y ni temas ni desees el día final”. Esas palabras, inspiradas por el estoicismo, hablan todavía a nuestro presente. Hoy Marcial se burlaría de esta lógica consumista que nos susurra al oído que todo debe ser ideal, perfecto, mentira; y, si no, no es auténtico. Ahora lo heroico es batallar por ser quien eres en un mundo que conspira para convertirte en todos los demás.
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