sábado, 12 de marzo de 2022

EL DÍA DE LA MARMOTA

Un duelo ha de pasar por unos pasos ya conocidos y de la rapidez con que estos se sucedan dependerá en gran medida cómo superemos la tragedia. Desayuno con mi amiga M a menudo, un rato de placentero asueto nunca suficientemente largo; comentábamos la otra mañana lo que nos ha cambiado la vida en unos meses. Si antes fue su padre el protagonista, ahora se vuelve la tortilla y hablamos del mío. Huérfanos en un tris, tan triste como inesperado. Padres, hermanos y demás familiares, que diría la frase hecha, se nos van y nos dejan piezas de nuestro puzzle sin colocar irremisiblemente. Es lo que toca, se escucha una y otra vez en la "misa de la semana", no por tópico menos cierto. Misa que cierra los ritos establecidos y que no deja de ser la última vuelta de tuerca del sufrimiento social que, desde el corazón, siempre se agradece por las muestras de cariño que se reciben. Familia y amigos -del alma-, que no es lo mismo pero es igual, suponen un elixir a las heridas abiertas de nuevo.
Verbalizar una y otra vez lo acontecido, el cómo fue, nos curte, nos fortalece; he aquí un ejemplo del sufrimiento como catarsis, atrás quedó aquella concepción infantil despreocupada de la parca como algo lejano, ahora ya sabemos que deambula con nosotros allá donde vayamos como una colega más
Sólo me queda agradecerles todo a tantos, tanto a todos. 
Guitarricadelafuente, *El Conticinio.

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