Una semana ya desde que se produjo este trágico punto de inflexión en mi familia, una semana intensa, mucho. Ma senté ayer por la mañana en el jardín a leer con una limonada. Un rato de tranquilidad necesitada, sólo escuchando los gorjeos y a alguna abeja despistada. Algo sencillo para recuperar fuerzas y seguir adelante. Atrás quedan tantos agradecimientos y muestra de cariño, alejado ya de la gente que no interesa lo más mínimo.
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