Anoche llegué cansado a la cama después de una mañana de trabajo arduo, ejercicio antes de comer, dos reuniones tras la sobremesa y un paseo nocturno con frío, viento y algo de lluvia. Todo esto no fue suficiente para conciliar el sueño, tenía la cabeza dispersa. Han sido estos días duros, pero creo que no era por eso mi desasosiego; tenía dando vueltas en mi cabeza alguna actitud extraña de la gente, incomprensible para mi y que me hace sufrir. Mea culpa, lo sé, ya debería haber aceptado las cosas como son: incluso los corazones fríos producen quemaduras.
Será cuestión de seguir trabajando en ello y aceptar que lo que es, es.
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Il Trovatore, Verdi. *Di quella pira (Pavarotti).
Vivaldi, *Sposa son disprezzata (Bartoli).
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