Este domingo, mañana, 14 de marzo de 2021, se cumple el primer aniversario del estado de alarma, que aún continúa, y del comienzo del que fuera primer confinamiento en España y del tristemente ya famoso ¡QUÉDATE EN CASA! Un año ya de encierro obligado, de toques de queda, de aislamiento profundo, de pérdida de contacto humano, de hundimiento de la economía, del turismo, de ERTES, de teletrabajo, de soledad. Un año para saber hasta dónde puede aguantar el ser humano, para no caer en la más absoluta de las depresiones, para intentar seguir siendo optimistas y ver el vaso medio lleno, para poder poner los pies en el suelo cada mañana. Un año de muertes solitarias, de residencias de ancianos diezmadas, de estancias en hospitales sin acompañantes. Un año de trabajo ímprobo de médicos, enfermeros y sanitarios en general; de cajeras de supermercados, de farmacéuticos y veterinarios. Un año que se recordará fatídico y que, esperemos, solo sea uno y no dos, o tres. No es fácil hoy alejar la idea de que el mundo se va a la mierda.
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