sábado, 27 de marzo de 2021

MIERDITEMPORALES

 

Asistí hace unos días a una asamblea informativa -sí, como en los viejos tiempos-, acerca de la inminente oferta pública de empleo en mi trabajo, o sea, oposiciones impuestas. Siempre hay una razón para esto, según los que mandan, o una sentencia judicial que lo obliga o, ahora, la orden desde Bruselas. Europa le dice a España que ya basta de contratos temporales, que no puede ser lo que ocurre en las Administraciones Públicas con la mayoría de los trabajadores. Y es cierto, todo es verdadero, incluso lo falso, los contratos se encadenan uno tras otro hasta convertirlos (convertirnos) en trabajadores "indefinidos no fijos", bonito nombre. Yo prefiero decir trabajador mierdilaboral, mucho más gráfico. Durante las dos horas que duró el encuentro no faltaron los gurús que nos decían, cómo no, que era una buena ocasión, que no habría problema alguno, que aprovecháramos el momento y bla bla bla. Siempre hay quien nos muestra la luz, quien nos enseña el camino. Brazo en alto dije lo que pensaba y, de camino, que estaba harto de que me iluminasen con lo que era mejor para mi, que ya estaba talludito para saber qué me interesaba en esta vida y qué no, sabiendo que todo lo que diga no sirve más que para desahogarme, y que el pescado está ya todo vendido. Harán con nosotros lo que quieran, como siempre.

Pensando en el diablo que supuestamente es Europa respecto a esto de la temporalidad me llega una noticia a través de una amiga con un interesante informe de la expresidenta del Tribunal Constitucional, María Emilia Casas (no, no es una de las trillizas de Julio Iglesias), que plantea una reforma legislativa para dar estabilidad hasta su jubilación al personal que ha encadenado contratos temporales o prórrogas sucesivas durante años en puestos que cubren necesidades permanentes. Una solución excepcional para una situación excepcional. 30, 25, 18, 15 años... no parece justo que con todos estos años de experiencia tengamos que competir ahora con recién graduados que no han hecho sino estudiar. Ahora, si algo tiene de bueno la experiencia (más sabe el diablo...) es que en algunas ocasiones lo poco que uno ha aprendido, incluso aprehendido, da para tomar la decisión tan simple de no presentarse a oposición alguna. No sabes el peso que te quitas de encima.
Verdi, "Rigoletto". *Questa o quella.

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