martes, 30 de marzo de 2021

MUCHO(S)

  

Me llama la atención poderosamente lo poco que se oye hablar de Estados Unidos estos últimos meses, es como si la cosa se hubiera tranquilizado; hemos pasado de tener a Trump hasta en la sopa, de leer sobre él, de escuchar sus majaderías, sus ocurrencias, de vivir con su beligerancia, a las formas de Biden, más sosegado, más sabio, menos guerrero. Las formas, sí, las formas lo son todo. 
Tuve un profesor de Proyectos durante la carrera, ya fallecido, que hablaba constantemente de las formas y siempre con un ejemplo muy rudo. Él decía, puedo llamarte hijo de puta, con el brazo sobre tu hombro, "con cariñño", sonriendo, o por el contrario decirte ¡eres un hijo de puta!. Es lo mismo pero no es igual, las formas lo son todo.
Nunca me cansaré de agradecerles a mis padre la educación que me han dado, los principios que me han transmitido, ¿puede haber un mejor legado? Saber relacionarse con los demás en esta época tan bélica en la que vivimos es un plus. La pena es que uno acaba cayendo en la ingenuidad de esperar que los que nos rodean sean como nosotros, de intentar encontrar lo que nosotros damos -o al menos lo intentamos- en ellos. Craso error. He aquí una de las lecciones que la vida no para de darte, la gente no siempre es buena (no digo ya lo de la gente es mala porque verbalizarlo les hace tan fuerte como a los Tommyknockers y no es cuestión). Si bien uno no puede escoger la familia -la mía es estupenda-, en cambio sí puede hacerlo con los amigos, con la pareja y hasta a veces con el trabajo, de manera que sacamos fuerzas cada mñana de ellos y seguimos adelante, nos ponemos en ambiente, le damos al ON de la vida y a seguir, que aunque va(n) quedando menos, lo(s) que queda(n) es(son) mucho(s).

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