La felicidad, qué complicada y qué fácil de obtener en muchas ocasiones. Algo tan fácil de tener como una cena entre amigos y cuánto placer produce. En esta caso escribo acerca de una cena de reencuentro entre buenos amigos, muy buenos, de esos con los que uno se sienta a hablar como si de Fray Luis de León se tratara, simplemente el tiempo no pasó, se detuvo. Tan sencillo como empezar una conversación, recordar en un tris los viejos tiempos, hablar de lo (a los) que perdimos, lo que hemos ganado y listo. Un cena fantástica, buena comida, amena conversación y y mejor compañía; ¿se puede pasar una noche de viernes mejor? Además, era mi cumpleaños, de manera que la felicidad fue total. Cuánta razón tenía Proust.
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The Scripy, *Superheroes.
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