No saben cuánto me alegra leer cada vez más noticias sobre denuncias y sentencias sobre acoso escolar, la última a la Generalitat obligada a indemnizar a los padres de un niño de cuatro años que sufrió 'buylling' durante varios cursos en el parvulario. Estas prácticas, que han existido siempre, fueron miradas por los colegios como "algo normal entre niños" y resueltas de aquella manera, o sea mirando hacia otro lado. El acoso que recibe un niño lo acompaña toda su vida y no se olvida en todos los casos; moldea el carácter y en algunos casos fortalece a la persona, pero desgraciadamente no en todos. Posiblemente no se pueda entender completamente por quien no lo haya sufrido, pero la visibilidad que ha dado a este tema Internet y las redes sociales, heredadas por los periódicos, ya son un éxito en sí mismo.
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