Ya he hablado en alguna ocasión de mi fascinación por la Teoría de la Relatividad y lo que conlleva, a pesar de no ser físico y ser un ignorante al respecto. Que todo es relativo está más que demostrado, ya no solo en el mundo de la física sino en nuestra vida en general. Hablaré hoy un poco sobre el entorno de trabajo, el tiempo que pasamos allí, el que compartimos con nuestros compañeros, la presión a la que estamos sometidos y el estrés silencioso y traicionero que no nos avisa. Hablaré de la relatividad en sopesar el trabajo de cada uno, de la solidaridad y de la que no, del terrible status quo y de las expectativas, del presente y del futuro; hablaré por tanto de los agujeros negros, de la Teoría de Cuerdas, de los gritos del silencio, de esta noche la libertad ¿o mañana quizá?, de los campos de oro del futuro, de las estatuas de sal y de la libertad.
Ahora no recuerdo de lo que iba a hablar...
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