Comentábamos ayer acerca de la imputación de la Infanta Cristina, más concretamente sobre las presiones tan brutales que debe estar recibiendo el juez instructor -por mucho que nos hablen y hablen de la independencia de poderes, jajajaja-, de la Casa Real, del Gobierno, etc. Algo debe estar cambiando en la conciencia de la sociedad española que aplaudimos públicamente las actuaciones de un juez, tal y como se ha visto estos días con el juez Castro. Un 10 para él.
Ahora, una vez imputada la Infanta, asistimos con caras de estúpidos -así es como nos ver ELLOS-, a la sucesión de justificaciones que dan sus abogados para inculparla, como por ejemplo que la cegaba el amor incondicional a su marido. No creo que a esta señora le pasa nada al final, pero lo que sí pido es que su defensa cree jurisprudencia.
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