Leía esta tarde sobre los ratios de espectadores anoche, compartidos entre el aburrido discurso de Rajoy y el último capítulo de la más que decente serie española "El tiempo entre costuras". No me gusta la tele, odio los anuncios, pero anoche decidí no perderme la serie, por lo que del discurso ni acordarme, ni falta que hacía. Hoy sí leí sobre él en la prensa online y me empapé de las perlas presidenciales. Increíble el cinismo sobre la Ley del aborto, ridícula para el resto, o casi, de Europa, pero más me preocupó la declaración acerca de su seguridad de la inocencia de la Infanta. O sea, un Presidente que opina sobre un caso abierto, instruido por un juez que debe haber leído todo y más sobre el caso, tiene la desfachatez de dictar el veredicto con un par, y quedarse tan pancho. Luego se quejan de que la gente crea cada vez menos en la justicia. País de pandereta.
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