miércoles, 19 de diciembre de 2012

CADA OVEJA CON SU PAREJA

Siempre se ha hablado del corporativismo que reina en algunas profesiones, sigamos por ejemplo en la medicina. Como es algo que se repite un y otra vez, al final todos tenemos metido en nuestras cabezas que los médicos son corporativistas y no se hable más. Esto que parece una tontería es muy hábil, no hay sino que recordar el método nazi -aún sigue funcionando como el primer día- de repetir una mentira una y otra vez hasta que ésta "se convierte en verdad". Entonces, ¿por qué no hablar del verdadero corporativismo, ese que existe desde tiempos inmemoriales? Me refiero al de las clases sociales, o mejor al de los ricos. Para muestra un botón, vean esta fotografía.
¿Rescuerdan la película "La caja de música". Jessica Lange era la hija de un emigrante ¿polaco? ¿alemán?, bueno, europeo. La familia vive plácidamente en Estados Unidos hasta que alguien demanda al padre por haber sido, supuestamente, un sádico y asesino nazi durante la II Guerra Mundial. Empieza la película con esta disculpa y poco a poco se van sucediendo los acontecimientos, apareciendo nuevos datos, nuevas pruebas, hasta que termina. Por si alguien no la ha visto no desvelare el final.
¿Y a qué viene todo este rollo que estoy metiendo? Pues bien, ¿qué postura tomarían si alguien tan cercano como un padre guarda un pasado terrible y ustedes acaban descubriéndolo? ¿qué puede más, el amor o la coherencia?
Retomemos ahora las primeras consideraciones sobre el corporativismo. ¿Qué podemos decir, a estas alturas de la película, de un personaje relevante que, de una manera u otra, anda rodeado de la mayor escoria -de guante blanco, eso sí- española?
España.

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