Celebramos anoche los 50 años de Alicia, esta vez en casa de Pilica pues, aunque Villa Augusta era una opción, optamos por un lugar menos frío. Fiesta sorpresa donde, desgraciadamente, no estuvieron todos los que son y se les echó de menos. Aprovechamos para hablar de los próximos cumpleaños de German, Nando y el mío propio, que espero podamos celebrarlo los tres como se merece tal acontecimiento. Por lo pronto el de Alicia estuvo muy bien, comida para parar un tren, piñata, regalos, y hasta un modesto amigo invisible para el resto. A mi me tocó un rascador de espalda telescópico. Entre una cosa y otra llegué a casa un poco antes de las 2 de la mañana.
Quien tiene un amigo tiene un tesoro.
Quien tiene un amigo tiene un tesoro.
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