La primera vez que vi un baobab me encotraba de camino hacia Kilifi, en la costa del índico de Kenya, en un coche en donde íbamos Marina, Niki, Marco -que conducía- y yo, por la carretera Nairobi-Mombasa. Por aquella época estaba yo viviendo en Kenya y me invitaron a pasar unos días en la casa de los padres de Marina y Niki en Kilifi, así que dije que sí y me embarque en otra pequeña aventura. La travesía fue larga pero emocionante y los paisajes resultaban increíbles. Los baobabs son impresionantes, no sólo por su altura o el grosor de sus troncos, sino porque de raros parecen de otro mundo. Creo recordar que fue Saint-Exupéry en "El Principito" el que escribió que estos árboles parecía que crecían al revés, con las raíces hacia el cielo. El fin de semana estuvo bien y al cabo de unos días regresamos a Nairobi por la misma carretera. Afortunadamente no hubo ningún problema durante el camino.
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Adansonia es un género de la familia Malvaceae cuyos miembros son árboles conocidos popularmente como baobab, árbol botella o pan de mono. Contiene ocho especies, de las cuales seis crecen en la isla de Madagascar, y de las otras dos, la más conocida, Adansonia digitata, crece en África continental, y la menos conocida y más pequeña, Adansonia gibbosa, en Australia.
El baobab africano es un árbol de tronco masivo, con forma de botella o irregular y lleno de nudos. Su altura puede oscilar entre los 5 a 30 m y el diámetro del tronco superar los 11 m. La corteza es lisa y la madera fibrosa con poco contenido en agua. Las hojas sólo brotan en la época de las lluvias, en verano en el hemisferio norte y en invierno en el hemisferio sur. Las hojas del árbol adulto son compuestas, tienen de 5 a 11 foliolos que surgen del mismo peciolo en círculo y cuyos bordes son enteros en todas las especies salvo en la especie rubrostipa, que los tiene dentados. Los árboles jóvenes tienen las hojas simples y se van lobulando poco a poco. Las flores son hermafroditas, actinomorfas, de unos 10 cm, con pétalos blancos. Todas las especies dan frutos al final de la estación seca o principios de la húmeda. El fruto es una baya seca o una gruesa cápsula con forma de melón alargado. Las semillas son numerosas, grandes, con forma de riñón. Envolviendo las semillas hay una pulpa de color crema, cuya textura varía de terrosa a esponjosa según la especie y la edad del fruto. Las semillas viven más de cinco años.
Los baobabs adoptan la forma de botella durante la etapa de madurez, a partir de los doscientos años. En buenas condiciones, sobre suelo arenoso, con un clima templado y lluvias entre 300 y 500 mm pueden vivir hasta 800 o 1000 años, aunque se habla de ejemplares que han alcanzado los cuatro mil años.
Algunos baobabs se ahuecan en la madurez y se convierten en grandes depósitos en los que se pueden almacenar más de seis mil litros de agua.
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