domingo, 24 de octubre de 2010

CROSSROAD

Se nos presentan encrucijadas en la vida de adulto, a algunas personas muchas veces, a otras menos, pero siempre hay que tomar decisiones que posiblemente marcarán el futuro; esto forma parte de ser adulto. Tomar la correcta es, en principio, imposible, las dudas son miles: ¿y si me equivoco? ¿y si me he vuelto loco? ¿y si estoy siendo un irresponsable?
Pero... ¿qué pasa si me levanto una mañana y veo que mi vida no me gusta?
Qué ocurre, por ejemplo, con el trabajo. En tiempos de crisis, grave, como la que tenemos ahora, hay que dar gracias por tener trabajo, ¿no es así? Bien, yo las doy, ¡gracias! Pero el trabajo me frustra, me hace infeliz, me recuerda constantemente que lograr la meta es un camino incierto, que no voy a recibir palmaditas en la espalda -ni las espero- sino tal vez algún empujón -dejémoslo ahí-. ¿No tiene el hombre la capacidad de crear su futuro, de burlar al destino? ¿estaré leyendo demasiado o viendo demasiado cine para decir estar estupideces?
Hoy he tenido un día casero, un día gris, lluvioso y fresco, dedicado a la lectura, al descanso y a la meditación. Meditar, qué peligro más grande. Mañana tengo el día libre por lo que será otro buen momento para pensar...

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