Open house
Queridos todos:
Mi ritmo de vida ayuntamentil me despierta, aún tan alejado de la noble Villa, como a las gallinas, así que vengo a leer y a escribir a la cocina un rato mientras la casa sigue en silencio y por donde entran todos los rayos de sol de un día que promete ser azul y sin nubes, que atisbo desde los ventanales de la cocina, nada que ver con el día gris y brumoso de ayer.
La experiencia en la "open house" es digna de contar. Casa de 5 plantas en la parte alta de la ciudad, vistas increíbles, decorada por una empresa para la ocasión (cuando se venda se devuelven los muebles), muchas habitaciones, una terraza interior en la planta 3ª... pero para ponerle un defecto, aparte quizá de los 2.600.000 dólares que costaba, es que creo que en una casa así pasarías mucho tiempo en el ascensor, going up, going down. Pero ya digo que sólo para ponerle un defecto porque, ¡para qué engañarnos!, sólo con las terrazas de las últimas plantas y las vistas valdría la pena ser rico y mudarse aquí raudo y veloz.
Queridos todos:
Mi ritmo de vida ayuntamentil me despierta, aún tan alejado de la noble Villa, como a las gallinas, así que vengo a leer y a escribir a la cocina un rato mientras la casa sigue en silencio y por donde entran todos los rayos de sol de un día que promete ser azul y sin nubes, que atisbo desde los ventanales de la cocina, nada que ver con el día gris y brumoso de ayer.
La experiencia en la "open house" es digna de contar. Casa de 5 plantas en la parte alta de la ciudad, vistas increíbles, decorada por una empresa para la ocasión (cuando se venda se devuelven los muebles), muchas habitaciones, una terraza interior en la planta 3ª... pero para ponerle un defecto, aparte quizá de los 2.600.000 dólares que costaba, es que creo que en una casa así pasarías mucho tiempo en el ascensor, going up, going down. Pero ya digo que sólo para ponerle un defecto porque, ¡para qué engañarnos!, sólo con las terrazas de las últimas plantas y las vistas valdría la pena ser rico y mudarse aquí raudo y veloz.
Ayer domingo fue un día de encuentro con la ciudad, de paseos por el barrio, de hamburguesas en un multipremiado restaurante y, para terminarlo, paseo por el downtown y cenita a base de noodles con verduras, tofu o almejas, según fue el caso. Antes de acostarnos disfrutamos un momento del canal que estaba en la TV en esos momentos, un reality-concurso llamado The Iron Chef, donde tres cocineros debían preparar una serie de platos en una hora y con un ingrediente secreto que sólo conocían al empezar a funcionar el cronómetro. En el programa de ayer resultó ser barracuda. No faltó ni la hamburguesa de barracuda ni el rollito de primavera del mismo pescado. No pude aguantar al final así que no les puedo decir qué plato ganó (ni falta que hace).
En una de las tiendas a las que entramos, por supuesto una pet shop, vendían unas galletas para perros con una pinta estupenda y que costaban, cada una, la nada despreciable suma de 2.95$. Imagino a Octavia disfrutando de tan rico manjar en sólo una décima de segundo. Un GLUP! para tragarse una galletita de 4 dólares.
Aparte de la ópera del viernes y, posiblemente, excursión a Yosemite el domingo, tenemos billetes para Las Vegas del 28 al 30 de septiembre. El 29 lo pasaremos en el Gran Cañón. Este año el hotel escogido para la noche en Las Vegas ha sido "Treasure Island"; ya hablaremos de él más adelante.
Habrá más.
FOTOS: las galletas para perro y la casa de 2.600.000 $ (terraza interior, fachada y vistas).
Habrá más.
FOTOS: las galletas para perro y la casa de 2.600.000 $ (terraza interior, fachada y vistas).
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