La inversión de su vida: un billete de avión comprado en 1990 para volar sin límite
ESPERANZA BALAGUER
12 FEB. 2024
Ya no hay ofertas como las de antes. Eso se puede pensar después de conocer el caso del hombre que ha volado más kilómetros que cualquier ser humano en la historia: 37 millones para ser exactos.
No lo ha hecho por trabajo, sino enteramente por placer. Su nombre es Tom Stuker, tiene 69 años, es un consultor de concesionarios de automóviles de Nueva Jersey, y el mayor error que ha cometido la aerolínea United Airlines.
En 1990, el departamento de publicidad de la compañía ideó una oferta única. Un pase de por vida para volar a todos sus destinos por 290.000 dólares (270.000 euros). Stuker no dudó en aceptar la propuesta. Desde entonces, ha estado en más de 100 países en los cinco continentes y ha celebrado 120 lunas de miel con su esposa.
La historia la ha contado él mismo al diario The Washington Post. Treinta y tres años después de aquel día dice que fue "la mejor inversión de su vida". Ha pasado infinitas horas sentado en el asiento 1B, su favorito. Su récord está en haber pasado 12 días seguidos sin dormir en una cama.
Despegó desde el aeropuerto de Newark con destino San Francisco, de ahí a Bangkok y directo a Dubai. Ida y vuelta, lo que equivalente a cuatro viajes alrededor del mundo, dejando el cielo solo para esperar en la sala VIP de los aeropuertos.
El truco no está en la oferta en sí. Sino en las millas de viajero frecuente que acumula cada vez que viaja. Porque no solo son útiles para reservar más vuelos. La aerolínea permite canjearlas por hoteles, restaurantes e incluso cruceros, así que Stuker ha pasado años viviendo a cuerpo de rey por todo el mundo.
Su mejor año fue 2019 cuando realizó 373 vuelos que cubrieron 21 millones de kilómetros. Si hubiera comprado todos estos pasajes en efectivo, le habría costado 2,44 millones de dólares.
También aprovechó las millas para conseguir suficientes tarjetas de regalo para rehacer la casa de su hermano, cuenta. Una vez cobró de esta forma 50.000 dólares de Walmart en un solo día.
United dejó de ofrecer pases hace mucho tiempo, pero tampoco ha podido impedir que Stuker siga disfrutando de lo que le vendieron en los años 90. Así que la compañía celebra a menudo a su pasajero más habitual.
Ha puesto su nombre no en uno sino en dos aviones, le ha dejado diseñado el menú de sus nuevos clubs Polaris y, en ocasiones, cuando tiene una conexión con poco tiempo, un Mercedes le espera en la pista para llevarle al siguiente avión. La mayoría de las ocasiones es el primero en embarcar.
Cuando llama al número de información 800, le contestan: "Señor ¿Stuker? ¿Es usted?". En el capítulo necrológico, asegura haber sido testigo de cuatro muertes a bordo. Todas ellas por ataques al corazón. Uno de ellos un tipo con el que hacía negocios en un vuelo de Chicago a Tokyo, al que cubrieron con una manta y le volvieron a poner el cinturón de seguridad. "Garantizo que alguien en el negocio pensó: Oye, si no va a comerse su helado de chocolate, ¿te importaría...?". Ni confirma ni desmiente que fuera él.
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