Desayuno en casa por obra y gracia del convenio de los laborales en mi
trabajo que me permite, por causas personales, tener unos días libres. Mientras
lo hago me doy cuenta de las manías que uno ha ido adquiriendo durante su vida,
como desayunar siempre con agua fría en la mesa que intercalo bebiendo con el
café, un sorbito de esto, uno de aquello. EL DÍA, nuestro PRAVDA isleño, trae
en portada la Semana Santa y el gozo del alcalde lagunero ante tal inminente
celebración. Durante las Navidades nos bombardeaba el periódico con la cuenta
atrás carnavalera, ahora lo hace con la Semana Santa sin haber llegado la
Piñata. Pan y circo.
Leo en EL PAÍS las noticias sobre la guerra en Gaza, terribles como
siempre. A su vez, una serie de cantantes saltan a la palestra con canciones
reivindicativas bélicopacifistas, chirigotas incluidas; me interesa
la opinión de Noa, muy activa y crítica con la política conservadora de los
gobiernos de su país y defensora de ambos estados. De otro periódico nacional
extraigo palabras suyas: «Israel y Palestina merecen un liderazgo real,
verdadero, honesto y con visión de futuro». La cantante israelí, que siempre ha
abogado por el diálogo para alcanzar la paz entre ambos pueblos, confiesa su
horror por el ataque de Hamás y todo lo que ha desencadenado. Bueno,
menos es nada, alguien que dice claramente que la guerra no ha sido por
generación espontánea, como parece ser. Por cierto, de los rehenes de Hamás, en
su poder desde hace más de 4 meses, poco o nada se dice.
La guerra tiene que cesar, Hamás debe devolver a sus rehenes y de las nuevas elecciones en Israel salir un nuevo Primer
Ministro que se sacuda la sombra de Netanyahu, por el bien de todos.
Y aquí todos felices y contentos. El campo en pie de esa manera
surrealista, arengados por extremos opuestos, cosa que ya nadie entiende. Que
están mal pagados lo sabemos todos, que los intermediarios hacen su agosto ya
lo decía Nijota, que los supermercados hacen y deshacen no lo duda nadie, pero
ahora vemos visiones, nunca mejor dicho, de posturas políticamente opuestas,
¿alguien entiende algo? Marchas bicolores por España, ¡España!, mientras
Galicia se juega su futuro. El PP, tan autocomplaciente como es natural por
aquellos lares, está seguro de ganar, como también lo estuvo Feijóo. Vaivenes
van y vienen, el procés dichoso, Puigdemont y la amnistía; el presidenciable haciendo de las suyas, te
pongo verde pero te llamo por la noche, hablando bajito, para que nadie nos
oiga.
En Madrid Ayuso agazapada, esperando su momento mientras todos beben agua en la sabana.
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