Se sienta en su sillón junto a ella, completando la imagen de pareja que en el campus se ha señalado a menudo como buen ejemplo - no bueno, perfecto- de la perdurabilidad del amor romántico.
Ella levanta su copa.
- Gracias, amor mío.
- No hay de qué. ¿Qué está pasando?
- Puntos fríos.
- Puntos con corrientes de aire.
Ella le lanza una mirada de soslayo.
- Una vez científico, siempre científico.
- Muy cierto.
Ven la televisión y se toman su postre, una mezcla de frambuesa y sesos de...
"Holly", Stephen King.
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