Ver un perro perdido en la calle me parte el alma, imposible evitar el congojo. No sólo por sentir en su mirada la desorientación, la soledad y el miedo al saberse perdido sino por el miedo a que lo atropelle un coche. No me encuentro con fuerzas de tener perro de nuevo -éste parecía ser un cachorro de podenco- ni juzgaré al posible cazador que lo ha perdido porque igual está sufriendo también. Si es así espero que lo esté buscando y que lo encuentre.
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