Yendo de visita de obra a dos viviendas en Taliarte, mientras escuchaba en RADIO CLÁSICA una obra para piano de Rachmáninov, me fijé en las acacias en el margen derecho de la autopista, a la altura del aeropuerto, y me recordó a Nairobi, aunque allí las carreteras eran el infierno. Siempre me han gustado estos árboles, frondosos, de copa plana y con pinta de resistir lo indecible.
Luego, en las obras -una casi lista y la otra a buen ritmo-, hablé un rato con el contratista, visité la segunda con calma y volví a casa a tomarme el resto del día de descanso hasta la hora del concierto: ARDE BOGOTÁ junto al auditorio Alfredo Kraus. Un comienzo de fin de semana estupendo.
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