De vez en cuando recibo algún regalo en mi trabajo, hecho que me da mucha vergüenza pero que agradezco el agradecimiento, como no puede ser de otra forma. Como no bebo y, además, soy esa suerte de vegetariano surrealista, estos regalos El último, una botella de vino, lomo y jamón serrano pata negra, llegó ayer inesperadamente.
Tomándome el primer café del día, hoy con hielo porque ha vuelto el calor a estos lares, pensaba en el vino regalado. Sé que no puedo obtener los beneficios de los taninos, tantas veces cantados, pero el vino me ofrece otras cosas, de entrada la posibilidad de compartirlo con mis amigos, que igual tiene más beneficios incluso, al menos para el alma.
Dada mi obvia ignorancia acerca del mundo del vino echo mano de lo que nos ofrece la tecnología internauta, en este caso una aplicación del móvil que permite, tras tomar una foto de la etiqueta de la botella en cuestión, saber "todo" acerca de la misma, desde su valoración por los entendidos, su precio, etc. Eso sí, los amigos que vendrán a beberlo no me los tiene que decir ninguna aplicación.
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Rubén Blades, *Vino añejo.
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