El cerebro humano tiene esa capacidad asombrosa de saber dividir el tiempo con el fin de poder terminar un trabajo unos minutos antes de que éste se agote. Así, un informe complicado se terminará a la hora de salida del trabajo, un dibujo justo antes de que haya llegado la hora de dormir, un plato rico en el momento de sentarse a la mesa, etc. Claro que esta ley no escrita, como tantas otras, no siempre se cumple, es aquí cuando entra el azar que todo lo entretiene, mueve, mezcla y envenena en algunas ocasiones también. El azar, llamado Ley de Murphy por los pesimistas, los hados por los filósofos, la divina providencia por los místicos, la alineación planetaria por los astrólogos y así podríamos seguir renombrándolo sine die. Así, cuando todo se conjura para que uno pise esa bosta en el camino, descompensando el andar, no cabe otra que pisarla con el otro pie para que todo vuelva a su equilibrio.
Ah, se me olvidaba lo más importante: aún con todas las cartas del tarot colocadas sobre la mesa, siempre podemos decir ¡NO! Podemos y debemos.
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Scott Joplin, *The Entertainer.
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