Esta mañana el tiempo nos dio un respiro y le dimos otra vuelta de tuerca al asunto de la bomba. Esta vez el problema no fue el aparato sino las mangueras que impulsan las aguas fecales al alcantarillado, fuera de su engarce. Así, una vez pertrechados de nuevo material (racores, mangueras, abrazaderas, etc.), de equipo de seguridad (máscara anti-gas, mono, guantes, botas de agua, etc.), y de mano de obra: Moisés y yo echado una mano a Óscar, nuestro vecino-amigo-máquina, que sirve tanto para un roto que para un descosido. Él, en la foto lo pueden comprobar, entró en la fosa y cambió los enganches de las nuevas mangueras dejándolas perfectamente colocadas en su sitio. Una vez resuelto el asunto interno pasamos al externo, limpieza de la bomba, nuevo cubo/forro/filtro convenientemente forrado, y colocación de la bomba sobre un soporte en el fondo. Automáticos levantados en posición ON y listo. ¡Ahora a celebrarlo!
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