Otra vuelta de tuerca esta tarde, bajo la lluvia, bajo el paraguas, con un coche en la rampa, a contrarreloj. La pequeña odisea ha durado, esta vez, exactamente tres días: lunes, martes y miércoles. Esta tarde, por fin, todo ha vuelto a la normalidad. Esta mañana decidí que ya no quería volver a sufrir al ver el diferencial en la posición de OFF y, por tanto, la bomba parada, la fosa séptica casi llena y no sigo. Me di un salto a una ferretería de confianza y, una vez sopesadas dos opciones, opté por una de ellas, con más potencia, ligeramente más cara y, POR SUPUESTO CON TRITURADORA. Así, Óscar conectando la instalación resguardo bajo el paraguas gigante de Moisés, nuestro vecino de apoyo, terminamos este periplo a las 6:30 de la tarde, bajo un chaparrón.
Después, aprovechando que tenía que salir a recoger un par de cosas en la ciudad, comprobé al regresar que el cuadro eléctrico de la motobomba estuviera bien, con todos los diferenciales levantados, como así fue. Espero no tener que volver a hablar durante muuuuucho tiempo de nuestra nueva, flamante y potente motobomba trituradora sumergida. ¡Larga vida!
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