Nadal
omnipotente
Derrota
a Djokovic y conquista su segundo título en Nueva York. Logra su decimotercer
'grande' después de tres horas y 19 minutos. Suma 10 triunfos, 12 finales y dos
títulos de Grand Slam.
Eduardo Suárez (Corresponsal) | Nueva York.
http://www.elmundo.es/elmundodeporte/2013/09/09/tenis/1378759180.html?a=26cc1c25917b309fa14bd05b994a7b80&t=1378789636&numero=
Un año después de quedarse en casa por una lesión de rodilla, Rafael Nadal
cumplió su sueño de ganar el torneo que había conquistado en septiembre de
2010. Al igual que aquella final y que la que perdió al año siguiente, esta vez
el partido también duró cuatro mangas (6-2, 3-6, 6-4
y 6-1) de una intensidad altísima con un Novak Djokovic
que minó la moral del español durante un frenético segundo set. [Narración]
El triunfo coloca a Nadal a un título de los 14 torneos de Grand Slam
que ganó Pete
Sampras y a apenas tres de los que ha ganado Roger Federer.
Pero sobre todo confirma su resurgir de 2013 y lo coloca en la estela de su
mejor año con 10 triunfos, 12 finales y dos títulos de Grand Slam. "Todo
mi equipo sabe lo que significa ganar este año este torneo", dijo el
español al final del partido. "Jugar contra Novak siempre es especial
porque nadie me hace jugar tan bien como él".
El serbio arrancó el partido con un 'ace'. Pero enseguida dio signos de flaqueza
y perdió su saque en el tercer juego en la segunda opción de break que Nadal
tenía a su favor. Fue un golpe prematuro pero lógico a la luz de la dinámica
que ambos tenistas desplegaban sobre la cancha con un Djokovic desorientado y
un Nadal pletórico que lo devolvía todo como un frontón.
Al tenista serbio le costó mucho entrar en el partido. En parte por el
poderío de la derecha de su adversario y en parte por sus propios errores de
colocación. Djokovic resoplaba, renegaba de sus golpes y miraba a su entrenador
Marian
Vajda, que le movía las manos desde la grada como diciendo
"cálmate".
No lo hizo y durante muchos minutos dio la impresión de que Nadal
aplicaría el mismo rodillo que se había llevado por delante a Robredo
y a Gasquet.
Versátil, agresivo y bien plantado sobre la pista, el español aún tuvo tiempo
de romperle el saque en blanco antes de acabar el set a su adversario, que
cometió 14 errores no forzados por apenas cuatro de Nadal.
La reacción de 'Nole'
El serbio amagó la reacción durante varios juegos de la segunda manga. Pero no empezó a concretarla hasta su primer break, que llegó en el sexto juego y después del punto más largo del torneo con 54 golpes que pusieron en pie al público de Nueva York. Hasta entonces Nadal había perdido su servicio una vez en todo el torneo. Pero tampoco se había medido a ningún tenista que le hubiera derrotado antes en este torneo ni a ningún tenista con un resto tan potente. Lo que siguió fue una lucha titánica que definió el rumbo de la manga en apenas unos minutos. Nadal devolvió el break a su adversario al juego siguiente pero Djokovic volvió a romperle el saque y ganó el set con su sembrando dudas sobre el estado anímico de Nadal. Fueron los peores minutos del español, al que Djokovic fue acogotando poco a poco a base de golpes ganadores y genialidades en la red. El serbio parecía haberle cogido la medida al saque de su adversario y la derecha de Rafa era menos mortífera que nunca durante el torneo. Un extremo que hizo pensar en un partido mucho más largo al estilo de la final del Abierto de Australia del año pasado.
Nadal, un muro
El arranque del tercer set no hizo esfumarse los problemas de Nadal, que
perdió el saque en el primer juego pero fue remontado poco a poco hasta
recobrar su nivel inicial. Djokovic mantuvo un nivel similar al de la segunda
manga. Pero Rafa
superó el bajón y le rompió el saque en el sexto juego.
La hazaña igualó la manga y dio alas a Nadal, que unos minutos
después levantó tres bolas de break y ganó el juego con su primer 'ace'. En el
juego siguiente el español mantuvo la tensión y volvió a romper el saque del
serbio para ganar el tercer set.
Se podría decir que Djokovic nunca se repuso del golpe de la derrota.
Desperdició su enésima bola de break en el primer juego y Nadal lo arrolló como
un guiñapo durante el resto de la manga. Al final, Nadal se arrojó al suelo
boca arriba y luego boca abajo. Quizá para que las cámaras de
Flushing Meadows no le vieran llorar.
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