viernes, 27 de septiembre de 2013

BALANZA DE PAGOS

Como cualquier hijo de vecino -vaya delante mi solidaridad con aquellas personas que desgraciadamente no encuentran trabajo-, los finales de mes son terribles. Ahora empiezan a llegar correos a cuentagotas recordándonos que pertenecemos a los bancos ¡oh amos!, que ellos tienen el poder de dar y quitar, que nosotros pobres mortales poco podemos hacer sino trabajar y pagar. Mal rollo cuando la balanza de pagos familias sigue descompensada hacia el lado de los gastos. Uno amplía las miras, busca soluciones, cierra el grifo, se aprieta el cinturón... pero nada sucede, los gastos superan a los ingresos y vuelta a empezar. Muchas veces quisiera tener el chip de la gente a la que los problemas le resbalan, literalmente, como si de tela impermeable se tratara. No sé si envidiarlos u odiarlos; no creo que los problemas se resuelvan solos, y tampoco creo que esto sea una cuestión de optimismo o pesimismo visceral. ¡Hay que joderse y punto!
Pero ¡cuidado!, la depresión está siempre acechando a la vuelta de la esquina.

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