A mi abuelo le gustaba leer y desde pequeño me gustó revolver en su biblioteca. Sobre todo disfrutaba, como tal niño, con los libros con muchas fotografías, de animales, de viajes... Recuerdo especialmente uno que se llamaba algo así como "Nace una isla" o "El nacimiento de una isla". Se trataba de la pequeña isla islandesa Surtsey. Había fotos desde la erupción del volcán submarino hasta la completa formación de la nueva isla. Ahora que lo pienso, y dado que heredé parte de su biblioteca, no sé adónde fue a par este increíble libro.
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He aquí un interesante reportaje extraido de amazing.es.
Surtsey, la isla que permitió observar la evolución de un “nuevo mundo” desde cero
Surtsey es una isla en Islandia que nació cuando el actual presidente de la República islandesa apenas alcanzaba la veintena de años, lo que es decir, la isla es más joven que el actual presidente del país al que pertenece, y que casi todos los presidentes de Europa (y del mundo). Es de hecho, una de las islas más jóvenes del planeta: Surtsey nace a partir del año 1963. Entonces, una violenta explosión volcánica a 32 kilómetros al sur de Islandia da comienzo al proceso de formación de una nueva porción de tierra aislada. La erupción que se inicia a 130 metros por debajo del nivel del mar, alcanza a salir a superficie en pocos meses y sumar un máximo de 2,7 kilómetros cuadrados. Mantenida sobre superficie desde entonces, Surtsey es un verdadero laboratorio para biólogos y científicos que observan como nuevas especias van colonizando la isla paso a paso.
A pesar de la erosión constante y la pérdida de altura del terreno (propio de la erosión y el asentamiento natural de los sedimentos volcánicos), se estima que la isla tiene pocas probabilidades de desaparecer. Hacia fines de la década de 1960, hongos, bacterias y la primera planta vascular se sumaban a unas diez especies presentes, un número que hoy se eleva a varios centenares, incluyendo hongos, líquenes, 89 especies de aves y 335 especies de invertebrados. La evolución de un ecosistema desde cero, le ha servido a Surtsey para ganar el reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2008.
Cómo dato curioso, de las 490 especies de plantas presentes en Islandia, unas 30 ya se han establecido en la isla. Por su parte, las aves se asentaron sólo tres años después de finalizar la erupción. Desde 1984, se ha estabilizado una colonia de gaviotas, a las que se sumaron en años posteriores frailecillos del Atlántico, entre otros. La fauna marina también ha proliferado en torno de la isla, siendo un lugar de cría para focas grises, además de un ámbito en el que merodean las orcas. Bajo el agua, un nuevo ecosistema de erizos, algas y estrellas de mar han ido poblando las laderas del volcán.
Hoy en día, sólo un grupo reducido de científicos están autorizados a aterrizar en Surtsey. En una de las imágenes, se observa de hecho una pequeña cabaña utilizada por investigadores durante la estancia en la isla. Aunque siempre se procura no introducir ninguna especia foránea, es el mismo hombre, el que pone en riesgo la pureza evolutiva del archipiélago. En una ocasión, una planta de tomate comenzó a echar raíces cerca de la cabaña por un mal manejo de deshechos, pero fue rápidamente destruida. Aún con errores tan humanos, observar la evolución de un “nuevo mundo” desde cero no es una oportunidad que se presente muy a menudo: Surtsey es la única isla del planeta que desde su nacimiento, fue protegida y convertida en un enorme laboratorio al aire libre.
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