Leo esta mañana en EL PAÍS online este titular acerca de los controladores aéreos: "La juez cita como imputada a toda la junta directiva de USCA por el caos aéreo. Acepta una petición de la asociación de afectados, que acusa al sindicato de haber "planeado y organizado! el caos aéreo de diciembre pasado."
En fin, más de lo mismo. Se acercan las elecciones y como es de rigor vuelven los grandes titulares que no son otra cosa que el comienzo de la campaña electoral, más o menos encubierta, con sus golpes de efecto. Tenemos el impuesto de patrimonio, que es como el Guadiana, el caos aeroportuario y los controladores malos malísimos, el fin de ETA que sí que no, el ninguneo a los indignados, los profesores madrileños y su presidenta mirando a no-se-sabe-dónde y tantos etcéteras y etcéteras. La jueza lleva a los tribunales a los controladores, un colectivo denostado por todos, Gobierno, oposición, prensa y opinión pública (pobres, tienen la guerra perdida), convertidos en los enemigos públicos nº1 (¿no tienen que decir nada los sindicatos al respecto?), pero nada se dice de llevar a los tribunales a los políticos que nos han tirado de cabeza en esta piscina de la crisis o a los banqueros que nos roban y nos roban y que han logrado que la palabra usura sea un arcaísmo. No, a los controladores, con sus virtudes y sus defectos como todo colectivo, hay que machacarlos a base de decretazos, porque sí, y no hay más que hablar. Si la Inquisición tuvo a sus brujas a las que quemar vivas, hoy el Gobierno tiene a sus controladores, jaleados por toda la sociedad; ¿qué grupo de trabajadores será el siguiente? Se aceptan quinielas.
Repito, tiempos oscuros nos acechan.
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