El cuerpo humano es un misterio y muchas veces nos sorprende, desgraciadamente muchas de esas veces no por algo malo. Contaba hace unos días que estos tiempos están resultando difíciles profesionalmente; contaría lo que me ocurre con pelos y señales, pero mejor ser discreto por muchas razones. El caso es que este último jueves la cosa se ha complicado aún más y ayer viernes me desperté con un fuerte dolor en la base de la espalda. No le di mayor importancia, me tomé un analgésico y seguí con mi vida normal. Anoche, al acostarme, me di cuenta que ya había posturas que me dolían, y esta mañana ya el dolor es muchísimo más grande. Después de un relajante muscular y un analgésico sólo me queda esperar a que tanta metralla haga su efecto. Camino medio torcido y el momento de levantarme o sentarme es un pequeño suplicio. ¿Estará somatizando mi cuerpo tanta tensión?
No hay comentarios:
Publicar un comentario