Censura gay, no sexual
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Laura Contreras
Las series no están hechas a la medida de los países donde se difunden. El peso cultural y moral es tan grande que a menudo la censura se instala en la televisión bajo el paraguas de la protección a la infancia. Existe una aceptación general respecto a la idea de que la violencia y el sexo no son aptos para menores. Pero esto no siempre se lleva a rajatabla y, en el terreno sexual, el colectivo gay en ocasiones sale perdiendo.
Cuando algunas series como Dexter o Nip Tuck sufren cortes en defensa del espectador por incluir escenas de sangre o mutilaciones, entendemos que las cadenas quieren evitar a toda costa dañar la sensibilidad del público. Esta misma excusa es la que utilizan cuando la homosexualidad se aborda en pantalla. El tijeretazo más reciente es el que hizo hace dos martes la televisión pública italiana, la RAI 1, en la serie alemana Um Himmels Willen (Por el amor de Dios). La cadena más cercana moralmente al Vaticano eliminó las imágenes en las que se veía a dos hombres contraer matrimonio en un convento.
Nada de sexo ni violencia. Simplemente, una boda homosexual. Un momento excepcional de la serie cuya trama se centra en las aventuras de las monjas que habitan en el monasterio.
La serie no causó polémica alguna en Alemania, donde los enlaces entre personas del mismo sexo son una realidad desde 2001. Precisamente, la polémica es lo que quiso evitar el director del canal italiano y responsable de la censura, Mauro Mazza, quien reconoció que la decisión de no proyectar la secuencia se adoptó porque no se ajustaba a los contenidos editoriales del medio. Es más fácil cuando en un país se legalizan los enlaces entre personas del mismo sexo. Pero basta con recordar series españolas, como Tío Willy o Al salir de clase, que tímidamente abordaron esta temática, para comprobar que no siempre es así.
El problema parece ser que no es el sexo, sino las personas que lo practican. Cuando la segunda cadena pública de la RAI emitió en prime time una versión abreviada de la oscarizada Brokeback Mountain dejó claro que el interés por apartar del espectador estas imágenes no es por el contenido puramente sexual, sino gay. Mientras las escenas de besos entre los dos vaqueros fueron eliminadas las de sexo heterosexual, por el contrario, no se tocaron.
Italia no es el único país occidentalizado (del mundo árabe o Asia mejor ni hablamos) que mutila guiones. Polonia ha sido noticia en varias ocasiones por la 'caza de brujas' iniciada contra los gais. Lo intentaron con el teletubbie morado, un personaje animado que el Gobierno polaco mandó estudiar por llamarse Tinky-Winky y llevar bolso.
Y continuaron con el humor británico de Little Britain, cuando suprimieron un sketch en el que un pastor besaba a su novio y aparecían también, según AFP, discutiendo frente a un puesto de productos eróticos en un mercado al aire libre.
El amor entre mujeres tampoco está bien visto. La cadena mexicana Televisa decidió suprimir el beso que se dieron las actrices Cristina Urgel y Kate del Castillo en La reina del sur. La adaptación de la novela de Arturo Pérez Reverte fue emitida sin cortes en la estadounidense Telemundo y Antena 3, ambas coproductoras de la telenovela.
No era la primera vez que la televisión privada tomaba una decisión así. En 2009 Televisa también eliminó un intercambio de besos entre hombres en Los exitosos Pérez, recuerda Almys Silgado, periodista colombiano y quien fuera director del desaparecido portal de televisión CensuraTV.net.
Y por si fuera poco, los besos animados tampoco se aceptan, como el que le estampó Homer al tabernero Moe en Los Simpson y la cadena brasileña TV Globo prefirió no mostrar (capítulo Aviso de muerte de la segunda temporada). Parece ser que Argentina se desmarca de sus países vecinos si hablamos de Botineras, que narra la historia romántica entre dos futbolistas y que mantuvo su emisión en Buenos Aires sin interrupciones. En Internet algunas escenas están restringidas.
Hasta ahora nada de sexo explícito. Solo afectos que, cuando se producen entre un hombre y una mujer, acostumbramos a ver en la pequeña pantalla a cualquier hora del día. El grado "afectivo" aumenta con Californication, Dante's cove, Nip/Tuck o Torchwood. Las dos primeras, por ejemplo, fueron censuradas en la televisión australiana GO! de Nine Network. Californication, en una secuencia en la que el protagonista sueña que una atractiva monja le practica una supuesta felación, aunque la cámara no llega a captarla.
Dante's cove serie de temática homosexual de terror-fantástico de la cadena here!, sufrió cortes durante una escena de sexo oral entre hombres. Las autoridades australianas responsables de la censura reconocieron que la interrupción no se basaba en la homofobia. Ha sido imposible encontrar una secuencia del momento en Internet, Youtube también participa de esta censura discriminatoria. Algo que no ocurre con otras series como Sexo en Nueva York, donde se aprecian escenas de cama protagonizadas por las cuatro íntimas amigas.
En definitiva, una censura que no solo mira con lupa este terreno, sino que además hace diferenciaciones en cuestión de orientación sexual. Solo cabría plantearnos hasta qué punto puede afectar a los progresos sociales conseguidos en Occidente, bastión del referente mundial, y en qué medida preocupan más estos contenidos que los que incluyen violencia, religión o del corazón en horario infantil.
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