Sí, algo tan tonto a mi edad, pero así fue. Me desperté justo cuando estaba al borde de la cama y noté cómo caía, lentamente porque el edredón frenaba la caída. Ya ven, esto de vivir en una zona fría de Tenerife tienes sus ventajas: pocas veces me desprendo del edredón durante el año. Creo haber contado alguna vez que cuando viajaba con mis amigos nadie quería dormir conmigo porque decían que no paraba de moverme durante la noche, de manera que cuando éramos muchos y había que compartir cama casi siempre terminaba durmiendo yo sólo. Con los años debo seguir igual porque hoy terminé en el suelo. Supongo que no será ésta una buena época y que la cabeza no para, incluso durmiendo.
Es sábado, alguna nube y temperatura agradable, un buen día para organizar algo en el jardín. ¿Qué tal una noche vegetariana? A ver quién se apunta.
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