Las profesiones liberales, y más las que giran alrededor de la construcción, se están conviertiendo en un verdadero martirio en esta época. Quién me iba a decir que cada mañana sería un suplicio abrir el correo y esperar ver los cargos en el banco; esto despeja más que una ducha fría mañanera. Mantener un despacho de arquitecto abierto es una ruina, y ya no sólo por los gastos fijos de cada mes, que son muchos e innumerables, sino por los seguros que estamos obligados a suscribir. El de Responsabilidad Civil es una sangría tal que uno se plantea la rentabilidad real de dirigir una obra, a la par de la responsabilidad que asume, y más si tiene la desgracia de tener que ser también el responsable de la seguridad en la obra (por lo que dirigirla sin seguro es un riesgo al que muy pocos podrán atreverse). La lista de estudios que cierran va haciéndose más grande... Yo cada mañana me planteo si habrá llegado el momento de cerrar el kosko.
No hay comentarios:
Publicar un comentario