
Philippe Bourseiller.
* È strano... É strano/ Ah, for'se è lui che lánima.
*Follie!... Follie!... Delirio vano... (Sempre libera).
*Lunge da lei pen me non v' ha diletto!
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La Traviata ('La extraviada') es una ópera de Giuseppe Verdi. El texto, de Francesco Maria Piave, está basado en la novela de Alexandre Dumas (hijo) La dama de las camelias. Fue estrenada en el teatro La Fenice de Venecia en 1853. Su estreno fue un fracaso; sin embargo, la representación que se realizó un año después tuvo mucho éxito, adquiriendo así la ópera la popularidad de que goza hoy día. Con La Traviata Verdi alcanza un estilo maduro, con mayor hondura en la descripción de los personajes, mayor solidez en las construcciones dramáticas, y una orquesta más importante y rica. Es una obra atípica dentro de la producción de Verdi por su carácter realista. No refiere a grandes hechos históricos como Nabucco ni está basada en tragedias como Macbeth, sino que es un drama psicológico de carácter intimista. Está dividida en 3 actos que respetan la estructura tradicional de presentación, desarrollo y desenlace. El eje dramático de la opera esta centrado en la protagonista, Violeta Valery, a diferencia de la novela de Alejandro Dumas centrada en su amante Alfredo Germont, y hace de ella un retrato aún más idealizado, mostrándola como un ser casi angelical.
El preludio está integrado musical y dramáticamente al resto de la opera. En él se reproduce musicalmente el recurso utilizado por Alejandro Dumas de comenzar la novela por el final de la historia, al presentar inicialmente el tema de la agonía de violeta, profundamente triste, seguido del tema de amor. Lentamente, la música se va animando sin perder el tono melancólico hasta concluir enlazándose con el clima festivo que estalla al comienzo del primer acto. Uno de los momentos más brillantes y célebres de la ópera es la escena del brindis “Libiamo ne' lieti calici” al comienzo del primer acto. Se trata de una escena de conjunto, que sirve de marco para el momento de seducción entre Violeta y Alfredo. Verdi sutilmente diferencia distintos planos musicales para separar a los amantes del resto de la gente. El tono orgulloso de Alfredo en el brindis se transforma a través de una línea melódica entrecortada y anhelante al comienzo del dúo de amor, antes del apasionado tema de amor de Alfredo, verdadero centro emocional de toda la obra. La respuesta de Violeta es un canto de coloratura, superficial que contrasta con el de Alfredo y la muestra distante de los sentimientos de aquél, hasta que paulatinamente las líneas melódicas se unen sellando el definitivo encuentro entre ambos (dueto "Un di, Felice, Eterea). El acto continúa con Violeta, sola, meditando si sería para ella una desventura un verdadero amor ("E Strano!" "Ah! Fors'e lui"), pero concluye con que ella no puede amar y debe ser siempre libre (“Sempre libera”), aunque en el segundo acto la veamos viviendo plácidamente con Alfredo. Al comienzo del acto segundo, el aria de Alfredo “De miei bollenti spiriti” muestra su agitación emocional reforzada por el pizzicato de las cuerdas. El punto de inflexión de todo el desarrollo dramático de la ópera reside en la escena entre Violeta y Germont, en la cual este trata de convencerla por todos los medios a su alcance de que abandone a Alfredo. Arias como “Pura siccome un angelo”, en la que Violeta recupera su melodía entrecortada, “Un dí quando le veneri” en la que Germont canta 4 notas seguidas de un adorno, motivo que repite insistentemente para conseguir su propósito de convencer a Violeta, y el “Dite alla giovine”, en la que se alcanza el punto culminante con el conmovedor “piangi” de Germont acompañado del lamento de las cuerdas, se suceden describiendo musicalmente los cambios que van sufriendo estos personajes, especialmente en Violeta a través de variaciones en la línea melódica. Finalmente, al despedirse de Alfredo lo hace con el tema de amor del preludio, que se escucha en un tutti orquestal con un fuerte sentido dramático, el aria "Amami Alfredo!". El preludio al acto tercero subraya el tono sombrío de la situación. El aria “Addio del passato” termina con una plegaria donde Violeta le pide a dios piedad para “la traviata”, la extraviada, lo cual finalmente le dará el título a la ópera. El reencuentro de los amantes se sella con el dúo de amor “Parigi, o cara, noi lasceremo”. Es de destacar al comienzo de este acto el solo de violín ejecutando el tema de amor de Alfredo, acompañado solo por un trémolo de las cuerdas, mientras que se escucha la voz de Violeta leyendo la carta de Germont, ("Teneste la Promesa") recurso que también aparece al final del acto. El uso de la voz hablada como recurso dramático le permite a Verdi entrar de lleno en el realismo, dotando a esta escena de una sobrecogedora dimensión trágica. La obra termina con el "Prendi quest´e L'Immagine", en el que Violeta muere.
Curiosidades: Al ser estrenada, la obra resultó un fracaso en gran medida por la soprano escogida para el estreno, quien por tener un tamaño voluminoso (era obesa) no encajaba con el papel dramático de Violeta Valery quien muere por tuberculosis muy flaca, lo que generó al final de la ópera que el público riera a carcajadas en vez de apreciar el final trágico. Fue la primera ópera en el cual los actores usaron trajes contemporáneos de la época (smoking y vestidos largos de dama a la usansa francesa o inglesa) ya que hasta ése momento, las óperas siempre usaban trajes históricos, correspondiente a siglos pasados u otras civilizaciones (tal como pasó en "Aída" donde usaban ropas del antiguo egipto, "Nabucco" del antiguo Israel o "Rigoletto" que evocaba al siglo XVI del norte de Italia).
http://diazaleman.es/42-vppp-pol.-el-rosario
"Carmen", Georges Bizet
Roberto Alagna, *La fleur que tu m'avais jetée
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Carmen es una opéra-comique en cuatro actos de Georges Bizet compuesta en 1875, con un libreto de Ludovic Halévy y Henri Meilhac (basado en la novela Carmen de Prosper Mérimée). La obra se estrenó el 3 de marzo de 1875 en el Opéra-Comique de París, cosechando un fracaso que en parte pudo acelerar la muerte de Bizet. Posteriormente se convirtió en la ópera francesa más famosa e interpretada. En España vio su estreno en el Teatre Líric de Barcelona el 2 de agosto de 1881. Caben mencionar las diferentes perspectivas que se ven al tomar a Maria Callas como una de las cantantes más reconocidas de Carmen, puesto que en realidad ella jamás encarnó el papel aunque en su repertorio incluía canciones de dicha opera. Ejemplos de ellos son que en varios conciertos como en el Covent Garden cantaba ciertas canciones, y que en los conciertos con Di Stefano ambos interpretaban el dúo final. Era tanta la indiferencia de su publico ante este hecho que fue de inspiración para la película que habla sobre este tema, Callas Forever.
Carmen se estrenó en la Opéra-Comique de París, un coliseo de nivel mediano. Según parece, sus primeros fragmentos fueron recibidos con entusiasmo, en especial por sus melodías pegadizas y por el tema folclórico-romántico ambientado en Sevilla, ciudad que resultaba exótica y atrayente para el público francés. Sin embargo, a medida que avanzaba la representación, la actitud atrevida de Carmen y el tono negro del argumento provocaron el rechazo del público. Carmen no respondía al prototipo de relato romántico y edulcorado, visualmente vistoso y fácil de digerir. El balance final del estreno se puede calificar de fracaso, y con tal sensación murió Bizet. Tras la muerte de Bizet, su amigo y compositor Ernest Guiraud reemplazó los pasajes hablados originales (característicos de la ópera-cómica) por recitativos. Esta revisión pudo contribuir al éxito de la obra facilitando su difusión, especialmente en algunos teatros extranjeros en los que no se acostumbraba a alternar diálogo y música en una obra lírica, y a la vez permitió que pudiera representarse en la Ópera de París. Sin embargo, esta adaptación ha sido cuestionada, a menudo, por los musicólogos más puristas. Hoy en día, se representan ambas versiones, aunque la original goza de una ligera preferencia. Como sea, no cabe duda alguna de que esta ópera goza de una gran popularidad que en ningún momento ha quedado desmentida. Está considerada como la ópera francesa más representada en todo el mundo. Su éxito puede deberse, en parte, a los diferentes cambios que jalonan el libreto: escenas trágicas que contrastan con otros pasajes más ligeros, a veces cómicos (personajes como Frasquita, Mercedes, Dancaire o el Remendado), equilibrados con escenas de algarabía con coros y figurantes, y otras más íntimas en las cuales las solistas pasan a primer plano, etc. Además, la música de Bizet, expresiva, elegante y colorista, su orquestación, sumamente refinada, sus melodías fáciles de memorizar (por ejemplo, no es necesario ser un amante de la música clásica o del bel canto, para acordarse del tema del preludio, la Habanera, o el tema del torero) no son ajenas al éxito alcanzado por esta ópera. Entre las más bellas páginas de esta ópera cabe citar:
El preludio, una de las piezas orquestales más famosas de la historia de la Ópera. En el primer acto: el coro de niños: "Avec la garde montante"; el coro de las cigarreras "Dans l’air, nous suivons des yeux"; la Habanera (que sirve de entrada al personaje de Carmen) "L’amour est un oiseau rebelle"; el dúo "Parle-moi de ma mère"; la seguidilla "Près des remparts de Séville". En el segundo acto: la canción gitana "Les tringles des sistres tintaient"; las coplas del toreador "Toréador, en garde" Toreador_song.ogg ▶?/i; el quinteto "Nous avons en téte une affaire"; el aire "La fleur que tu m’avais jetée". En el tercer acto: el sexteto con coros "Écoute, compagnon, écoute"; el trío de las cartas "Mélons, coupons"; el aire "C’est des contrebandiers, le refuge ordinaire". En el cuarto acto Jazmin: el dúo con coro final "C’est toi, c’est moi". Ni en la ópera ni en el relato de Merimée hay ninguna referencia a temas religiosos o relacionados de alguna manera con el catolicismo. Por esto, resulta curiosa y bastante forzada la versión de la Scala de Milán para la temporada 2009-2010, donde llamaba la atención la presencia de grandes cruces y numerosos sacerdotes en el escenario, presencia ajena a la esencia real de la obra.
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Estrés (del inglés stress, ‘fatiga’) es una reacción fisiológica del organismo en el que entran en juego diversos mecanismos de defensa para afrontar una situación que se percibe como amenazante o de demanda incrementada.
El estrés es una respuesta natural y necesaria para la supervivencia, a pesar de lo cual hoy en día se confunde con una patología. Cuando esta condición se da en exceso se produce una sobrecarga de tensión que se ve reflejada en el organismo y en la aparición de enfermedades, anomalías y anormalidades patológicas que impiden el normal desarrollo y funcionamiento del cuerpo humano. Esta confusión se debe a que este mecanismo de defensa puede acabar, bajo determinadas circunstancias que abundan en ciertos modos de vida, desencadenando problemas graves de salud.
Se considera también una patología laboral emergente que tiene una especial incidencia en el sector servicios, siendo el riesgo mayor en las tareas que requieren mayores exigencias y dedicación.El efecto que tiene la respuesta estrés en el organismo es profundo:
Todos estos mecanismos están pensados para aumentar las probabilidades de supervivencia frente a una amenaza a corto plazo, no para que se los mantenga indefinidamente, tal como suele pasar. A medio plazo, este estado de alerta sostenido desgasta las reservas del organismo y puede producir diversas patologías (trombosis, ansiedad, depresión, inmunodeficiencia, dolores musculares, insomnio, trastornos de atención, diabetes, etc.). El estrés se encuentra en la cabeza, ya que es el cerebro el responsable de reconocer y responder de distintas formas a los estresores. Cada vez son más numerosos los estudios que corroboran el papel que juega el estrés en el aprendizaje, la memoria y la toma de decisiones. Un estudio de la Universidad de California demostró que un estrés fuerte durante un corto período, por ejemplo, la espera previa a la cirugía de un ser querido, es suficiente para destruir varias de las conexiones entre neuronas en zonas específicas del cerebro. Esto es, un estrés agudo puede cambiar la anatomía cerebral en pocas horas. El estrés crónico, por su parte, demostró la disminución del tamaño de la zona cerebral responsable de la memoria. Por lo menos, éste es el efecto encontrado en experimentos con ratas.
Los llamados estresores o factores estresantes son las situaciones desencadenantes del estrés y pueden ser cualquier estímulo, externo o interno (tanto físico, químico, acústico o somático como sociocultural) que, de manera directa o indirecta, propicie la desestabilización en el equilibrio dinámico del organismo (homeostasis).
Una parte importante del esfuerzo que se ha realizado para el estudio y comprensión del estrés, se ha centrado en determinar y clasificar los diferentes desencadenantes de este proceso. La revisión de los principales tipos de estresores que se han utilizado para estudiar el estrés, nos proporciona una primera aproximación al estudio de sus condiciones desencadenantes, y nos muestra la existencia de ocho grandes categorías de estresores: