La calma precede a la tormenta, dicen, y ayer pensaba en ello cuando bajaba conduciendo por la autopista de la Laguna a Santa Cruz, con el mar como un plato gris metálico, sólo cortado por una línea blanca que resultó ser el ferry navegando hacia Gran Canaria y uno petroleros largos, de colores oscuros, paralelos entre ellos. ¡Alarma! ¡Alerta! ¡Que viene el lobo! Más vale que prevenir, siempre.
Almuerzo con un amigo, siempre muy agradable, y por la tarde paseo en tranvía hacia La Laguna. Allí ni una gota tampoco. En Santa Cruz tuvimos que esperar hasta las 12 de la noche para escuchar un rato la lluvia, poca pues esta mañana la calzada aparecía seca.
Fue ayer un miércoles largo, como casi siempre; una mañana complicada en la oficina, un informe urbanístico de respuesta a una queja vecinal desagradable y la solicitud de apertura de un expediente por mala praxis profesional que siempre tengo en la cabeza. Si bien soy consciente que saldré del trabajo por la puerta de atrás, no espero nada más, parece que la cosa se va a poner más intensa si cabe; moriré peleando.
Por cierto, esta mañana escucho música de Donna Summer.
¡Feliz jueves con sabor a miércoles!
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Donna Summer, *Bad Girls.
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