sábado, 18 de octubre de 2025

JM

8:30am, cita con un ciudadano para arreglar un asunto y pedir unas Alineaciones y Rasantes, como así sucedió sin contratiempo alguno. A los 10 minutos ya nos despedíamos cuando él, administrado a la par que amigo, aprovechó para hablarme de lo mal que estaba todo: el mundo, T, Putin y a "éste que tenemos aquí". En una misma frase resumió el estado actual de las cosas, caos. Me hizo pensar rápido antes de contestarle, no era cuestión de abrir un debate político-filosófico a las 8:10 de la mañana cuando me quedaba todavía la mañana completa por sufrir. Sí, le dije, el mundo no está bien, lo siento sobre todo por aquellos que tengan hijos pequeños -que es mi respuesta recurrente; otra es la sonrisa y la mudez-, pero no debemos dejar de ser optimistas, siempre salimos de situaciones como ésta y ni unos ni otros durarán siempre. Ahí fue donde él me sonrió y, dándonos la mano, nos despedimos para que yo pudiera volver a mi mesa, justo cuando una llamada me anunciaba a otra persona que preguntaba por mí.

No hace falta conversar con pesimistas para ver que el mundo está mal, basta únicamente con leer una mañana cualquier periódico. Si bien en la superficie de cada uno de ellos parecería que vivimos en países diferentes, en el fondo la semilla es la misma, vuelta al caos, siempre en caos. Es más viejo esto que el NODO: divide y vencerás. Si antes fue Cataluña, la que va a putorromper el país, ahora los culpables son los inmigrantes, migrantes o refugiados. Nos hemos instalado cómodamente en el insulto y la verborrea maleducada y ya aceptamos esta forma de hacer política como nada. Antes repetíamos que las reglas del juego hay que cumplirlas, todos, que para eso están, pero ahora da igual saltárselas, no pasa nada. Cuantas más barbaridades se digan más caso le hacen a uno. Volverán a llamar hijo de puta en el Parlamento a cualquier Presidente electo y nos acabaremos riendo de la ocurrencia frutera. 

T, cuánto mal has hecho al mundo con tu forma de hacer política.

Ya no se habla de Gaza, ahora toca Maduro y Zelenski, cada uno como pieza de este gran puzle. ¿Alguien sabe lo que va a pasar? Las potencias se repartirán Ucrania, esto pa'mi, esto pa'ti y a callar; Gaza resurgirá como la joya de oriente, según dicen los agoreros, claro que a saber quién poblará el nuevo edén, si palestinos o jubilados americanos con posibles; Maduro estará planeando ya, posiblemente, su ruta de escape como tantos sátrapas anteriormente y así podríamos seguir. 

¿Qué nos queda a nosotros, pobres verduras insignificantes dentro de la batidora? Esperar que tarden en apretar el botón, disfrutar con los seres queridos, leer, trabajar lo indispensable y vivir, Vivir. Posiblemente siempre nos quede volver a la naturaleza. Yo sería feliz, sin duda.

PD. Ahora expectante por ver terminada la casa de una amigabro, magnífica en sí misma, y con un terreno detrás para perder la vista en él. Un nuevo paraíso a nuestro alcance. Alimento para el optimismo y la esperanza.

No hay comentarios: