martes, 7 de octubre de 2025

NO TRABAJES TANTO



Tuve este fin de semana una larga conversación con un tío abuelo materno con el que me une una relación afectiva especial, quizá porque él ha estado solo muchos años, se le murió el perro y se quedó más solo, dejó de conducir, le vendieron su casa de siempre, no habla con sus hijas, se ha quedado casi paralítico por obra y gracia de una operación de lumbago (¡lagarto, lagarto!) y ahora, rehabilitándose en una residencia, le okupan su casa, la que fuera la dueña. Ya ven, el preámbulo de lo que les iba a contar tiene su miga.

Poca familia me queda ya, de manera que ésta hay que cuidarla porque estamos aquí dos días y no es cuestión de hacerse el loco. Por lo pronto tengo preparado un kit para llevarle en esta visita que preparo, parte de él recopilado en casa este fin de semana durante la recolocación de libros tras el montaje de la nueva biblioteca que encargué a medida y me instalaron el pasado viernes. Dos libros: "Historia de Palestina e Israel" y "La sombra del viento"; tres números atrasados de la revista "Qué leer" y lo que me falta por comprar, algo de chocolate, zumos individuales que son fáciles de guardar en su pequeña nevera de la habitación y algo de yogur con proteínas. A mi tío le gusta hablar, cosas de familia, así que auguro las dos horas de visita intensas.
 
¿Y esto a qué venía?
Sí, ya lo recuerdo. Antes de colgar me dijo: a) No trabajes tanto -él se había quedado con todo cuando le conté por encima mi periplo viajero semanal, mi absurdo horario de trabajo, mi estrés vitalicio; b) No trabajes tanto, no vale la pena, mírame a mí.  
 
Llego hoy al Ayuntamiento, 4:50am, tras el primer cortado del día en el bar, vacío, sin COPE y sin tener que escuchar al intelectual del otro día y su arenga de turno. Solos el camarero y yo. La conversación versó sobre la finalización de una calle del pueblo que se resiste a abrir tras su remozado -con eso puedo-. Ayer avión por la tarde-noche, un tranquilo vuelo de BINTER con el avión casi lleno. Media hora de lectura en el libro electrónico, saboreando la maravilla de "La península de las casas vacías", por fin. "La montaña mágica" y "La estrella de la guarda", los otros don con los que ando, tendrán que esperar un poco. Demasiado lía ahora para poder atender los tres libros al mismo tiempo.
 
Aún no ha pasado una semana de mi reincorporación y ya he tenido mentiras, malas caras y desplantes varios. ¡Da gusto volver al trabajo!
TIC TAC, TIC TAC. 
♫ 
Concha Piquer, *Cinco farolas.

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