He aquí un pequeñísimo extracto de la novela:
“Franco llevaba poco en la
isla y no la conocía bien. Los tinerfeños lo amaban y odiaban a partes iguales.
Tras aplastar la Revolución de Asturias de 1934, fue acogido por los militares
canarios con admiración y respeto. El ayuntamiento, sin embargo, lo recibió con
una huelga y una pancarta enorme: FUERA FRANCO; MUERA FRANCO. Aquello no lo
olvidaría el futuro Generalísimo. El eslogan había sido ideado por el alcalde
de Santa Cruz, el chicharrero José Carlos Schwartz, que sería apresado el
primer día de la insurrección y moriría semanas después en las Cañadas del
Teide, en una fosa común cavada en el futuro parque nacional. En un gesto de
conmiseración de la naturaleza autóctona, la tierra volcánica se tragó la tumba,
arrastrando los cadáveres hasta la cámara magmática, reduciéndolos a cenizas y
expulsándolos de nuevo en forma de nube ardiente a través de un flujo
piroclástico improvisado en una ladera inhabitada. Así, sin duda, llegarían
antes al cielo.”
(“La península de las casas vacías” de David Uclés).
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