lunes, 23 de diciembre de 2019

UN GARAJE Y UN TOCINO

Lunes, de vacaciones. Me acerco a una nave de suministros para la construcción, la misma que montó la puerta de garaje de mi casa, a comprar un mando a distancia que sustituya al que uso, ya muy maltrecho. Aparco, entro y explico lo que quiero ante la cara impávida del dependiente que, mientras hablo, mueve la cabeza insistentemente, negando. Le digo que fueron ellos los que instalaron la puerta de garaje, que era ahí donde había comprado el mando a distancia anteriormente y bla bla bla.  Sólo obtuve un "no vendemos mandos" por respuesta. Nada más. Así que, ante tanta locuacidad y con el rabo entre las piernas me dispuse a abandonar aquel templo de amabilidad y resolución, sentándome en un bar y haciendo la compra online. Luego habrá quien diga que Internet mató a la estrella del pequeño comercio, como lo intentó el vídeo (RIP) con la radio. Ya ven.
Mandos encargados llego a casa, pongo a Bach en Spotify y me siento a responder correos antes de meterme en la cocina a preparar el tocino de cielo que será mañana el postre de Nochebuena. Una receta fácil pero trabajosa que me ocupará un buen rato.
Bach, Oratorio de Navidad. *Ehre sei Gott...

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