Janucá (hebreo: חֲנֻכָּה y
sin puntuación diacrítica חנוכה),1
también conocida como la Fiesta de las Luces o Luminarias, es
una festividad judía que conmemora la
rededicación del Segundo Templo de Jerusalén y
la rebelión de los macabeos contra
el Imperio seléucida. Celebrada durante ocho días,
la festividad de la Janucá data desde la época de la hegemonía helénica
en Israel,
que comienza con las conquistas de Alejandro
Magno el año 332 a. C.,
quien a su paso liberó al pueblo judío de la opresión de Persia,
quedando Israel como reino-estado independiente. Tras su muerte, el vasto
imperio quedó en manos de sus generales -que entraron en conflictos bélicos
entre sí-, así es que siglos después los griegos seléucidas pretendieron hacerse
del dominio de la región, como puede leerse en los libros de I y II Macabeos,
donde esta festividad conmemora la derrota de los helenos y la recuperación de la
independencia judía a manos de los macabeos sobre
los griegos de la dinastía de Seleuco,2
y la posterior purificación del Segundo Templo de Jerusalén de los
íconos paganos, en el siglo II a.
C.
La tradición judía habla de un
milagro, en el que pudo encenderse el candelabro del Templo durante ocho días
consecutivos con una exigua cantidad de aceite, que alcanzaba sólo para uno.
Esto dio origen a la principal costumbre de la festividad, que es la de
encender, en forma progresiva, un candelabro de nueve brazos llamado januquiá (uno
por cada uno de los días más un brazo «piloto»).
La festividad acontece el 25
de Kislev del calendario
judío, fecha que acaece entre fines de noviembre y principios de
diciembre del calendario gregoriano.
Historia.
Los Macabeos se rebelaron con
éxito contra Antíoco IV Epífanes. Según el Talmud,
el templo fue purificado y las mechas de
la menorá ardieron
milagrosamente durante ocho días a pesar de que sólo había aceite suficiente
para la iluminación de un solo día.
Existe una canción referida a la
Janucá, que dice: «La Janucá llega una vez al año, trayendo historias de días
antiguos; contando la historia maravillosa de cómo la lámpara [del Templo]
quedó encendida durante ocho días completos aunque contenía aceite para un solo
día».
Si bien es relatada en los libros
de Macabeos, sobre la festividad de la Janucá no se hace mención en el Tanaj hebreo. Cuando
se corona como rey de Siria a Antíoco IV Epífanes (175 y 164 a. C.),
éste decide helenizar al pueblo de
Israel, prohibiéndole así a los judíos seguir sus tradiciones y
costumbres. Un grupo de judíos conocido como los Macabeos (dado
que su líder era Yehudá Macabi), provenientes de la zona
de Modi'ín,
comenzaron a rebelarse contra los soldados griegos,
negándose a realizar actos que iban en contra de su propia religión. Tuvieron
una lucha difícil, y eran minoría contra el ejército griego; sin embargo su
estrategia, decisión y fe los condujeron al milagro de Janucá: ganar pocos
contra muchos.2
Según el Talmud (Gemara,
Shabbat 21), al terminar la guerra, los Macabeos regresan a Jerusalén y
encuentran el Santo Templo profanado, con la menorá (un
candelabro de siete brazos) apagada, y aceite ritualmente puro suficiente para
encenderla un solo día. Tardaron ocho días en conseguir más aceite; y sin
embargo, el poco que tenían mantuvo encendida la menorá durante todo ese
tiempo.
En los libros I Macabeos y II Macabeos se
puede leer sobre la institución de la Janucá. El primero narra: «Durante ocho
días celebraron la dedicación del altar... Entonces Judas y sus hermanos y toda
la asamblea de Israel, decidieron que la consagración del nuevo altar se debía
celebrar cada año con gozo y alegría durante ocho días, a partir del día
veinticinco del mes de kislev» (I Macabeos 4:56-59). De acuerdo con II Macabeos
(10:6-8), «lo celebraron con mucha alegría durante ocho días, a la manera de la
fiesta de los Tabernáculos... toda la asamblea aprobó y publicó un decreto en
el que se ordenaba que todo el pueblo judío celebrara cada año estos días de
fiesta».
El martirio de Hannah y sus siete
hijos también ha sido relacionado con la Janucá. Según una historia del Talmud
(Tratado de
Gittin 57b) y II Macabeos 7, una mujer judía llamada Hannah y
sus siete hijos fueron torturados y ejecutados por Antíoco por negarse a comer
cerdo, lo que hubiera sido una violación de la ley judía.
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