Después de un pequeño accidente de coche, el ordenador que decidió no encender, lo que supuso quedarme sin trabajar desde el lunes, y algo más que pasó también el lunes y he olvidado -el que no se consuela es porque no quiere-, he llegado sano y salvo a este jueves, preocupado por otra cosa que no viene al caso contar. Pero, como si una puerta se cierra una ventana se abre, ¿o es al revés?, el hecho es que desde hace justo una semana no todo ha sido negro, al contrario.
Después de unas pesadas dos semanas de trabajo decidí tomar un día libre y me fui a Las Palmas algunos días de desconexión y relax, visitando a mi tía allí -una tarde muy placentera-, asistiendo a la ópera, de ello hablo ahora, yendo al cine (LIFE) y cenando con amigos moteros el sábado por la noche. En casa de nuevo, después de recargar las pilas y no usar el móvil, vuelvo al estrés semanal, como no podía ser de otra manera... ¿o sí?
La ópera, simplemente magnífica. Si bien "La hija del Regimiento" puede no ser la mejor ópera de Donizetti, el hecho es que los cantantes eran tan buenos, ¡oh, Camarena!, que disfruté como pocas veces. El aria "Ah, mes amis", que se canta en el primer acto es sublime y la capacidad vocal de este hombre es algo indescriptible. Si bien no hubo bis en el Pérez Galdós, la ovación fue interminable.
Y ya hoy jueves de nuevo.
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