Antony Hegarty: "Los humanos
somos un virus para el planeta"
Publicado: 16/07/2014 22:11
CEST Actualizado: 16/07/2014 22:22 CEST
Basta con haber pasado cinco
minutos con Curro para entender el salto al estrellato de Antony
Hegarty. El alma de Antony
and the Johnsons, al que en los años 90 se podía ver en Nueva York con
calzones de seda, botas militares y un "jódete" pintado en la frente,
pasó de ser un artista alternativo a un adorado icono de grandes minorías
gracias al álbum I'm a bird now (Ahora soy un pájaro, 1995). Es ahí
donde se incluyeHope there's someone (Espero que haya alguien), su
mayor éxito y una de sus canciones más personales.
Curro es un loro. Un loro verde,
majestuoso y enorme, y un viejo conocido suyo, que lo conoció hace dos años
cuando participó en Vida y Muerte de Marina Abramović, una de las grandes
apuestas operísticas del ya fallecido director artístico del Teatro Real,
Gerard Mortier.
Antony, como se conoce al
artista, espera a El HuffPost solo, con un té en una amplia y
luminosa estancia de un hotel madrileño. Este viernes y durante cuatro díasofrecerá
en el Teatro Real su aclamado espectáculo Swanlights, sólo
representado antes en Nueva York, Melbourne (Australia) y Londres. Mira con una
gran sonrisa, casi infantil, a un Curro que ni siente ni padece, pero que
interrumpirá más adelante la conversación reclamando atención. Por momentos,
Antony parece un activista de Greenpeace. Otros, una mujer en la lucha por la
emancipación política. Siempre, alguien que reflexiona continuamente sobre la
vida y la muerte. Pero tras sus ojos azules claros, sus dedos gordos y su
estética de adolescente gótico se encuentra una persona "normal",
promete. Normal, pero a la que Lou Reed definió como un "ángel".
-¿Qué es España para usted?
Recuerdo cuando comencé mi gira y
vi todos esos edificios abandonados al lado de edificios nuevos. Luego me di
cuenta de que en España hay una sensación de vida y muerte por todas partes. En
el norte [de Europa] y en América, la idea de la muerte se ha suprimido. No se
habla de ella. Tratas de deshacerte de ella tan pronto como es posible, incluso
en la arquitectura. Cuando un edificio comienza a deteriorarse, lo tiras y
pones uno nuevo. Esa fue mi primera impresión. En España se ve el espectro
completo y ustedes están cómodos en él. Lo segundo que descubrí fue la manera
de divertirse, de celebrar la vida, algo que se ve en la música tradicional de
España. La pasión. España es muy particular. Pasión directa al corazón.
-Su particular voz aguda, su
presencia, su definición como transgénero (Antony no se siente plenamente
realizado como hombre ni como mujer) entusiasma a algunos, pero asusta a otros.
Hay quien lo considera hasta demasiado gay, si es que eso tiene algún sentido.
Lo primero, no tengo una voz aguda.
¿Le gusta James Blake? ¿Marvin Gaye? Ellos tienen voces más agudas que la mía.
Hay personas con una extraña ansiedad, pero tengo una voz normal de tenor. La
gente dice que es muy aguda por su aspecto femenino, pero es algo que no es
exacto musicalmente. El que hace esa canción "Happy". ¿Cuál es su
nombre?
-Pharrell Williams.
Él canta más agudo, pero nadie le
pregunta por su voz dolorosamente aguda, ¿verdad? Creo que es un extraño miedo
a la feminidad.
-¿Ser una persona transgénero
hace que le juzguen mal como músico?
No creo que todo el mundo piense
que mi voz es así porque soy transgénero o gay. Sam Smith canta mucho más agudo
que yo. Quizás el residuo emocional es femenino y por eso lo identifican así.
Pero es mi voz natural, de siempre.
-¿Se considera un ejemplo para
las personas transgénero? ¿Se trata de una losa que no ha pedido?
No represento a ningún grupo de
personas. Soy una persona con una voz, expresando mi experiencia. Entiendo que
haya gente que pueda pensarlo, pero no puedo asumir esa representación. En EEUU
hay ahora una explosión de las personas transgénero en la televisión, sobre
todo gracias a Laverne Cox, de Orange is
the new black, pero también a Janet Mock.
Hasta ahora no se le habían hecho preguntas dignas sobre el tema y se está
produciendo una emancipación a la que yo creo haber contribuido con mi
espectáculo Turning.
-Hace años que proclama el
feminismo del futuro. Que tenemos que reorientar nuestro mundo hacia la
feminidad, que dios es una mujer. ¿Cómo va el empeño?
A veces pongo un ejemplo extremo.
Las mujeres han sido esclavas de los hombres durante al menos 2.000 años
reducidas a máquinas que cumplían un servicio. Va a haber una emancipación, no
sólo de las mujeres sino dentro de los hombres. Los arquetipos de los hombres
tienen que cambiar para crear una nueva gobernanza y un mundo sostenible. Pero
es todavía un sueño. Estamos en un sistema tan opresor, con una jerarquía
masculina que para que emerja un nuevo sistema no podemos hacer ajustes
sutiles. El sistema tiene que ser nuevo, está por inventar. Y es una cuestión de
supervivencia.
-Algo que tiene que ver con la
destrucción del medio ambiente.
Durante 2.000 años hemos creado
una civilización masculina que está acabando con la naturaleza. La temperatura
está cambiando rápidamente, eso es algo que cualquier persona te dirá en la
calle.
-Con un pensamiento femenino, el
cambio climático no hubiera existido.
Exacto. No cagas donde comes. No
destruyes la tierra de la que te sirves. El arquetipo masuclino nos ha separado
de la naturaleza para explotar recursos naturales al servicio de un estilo de
vida muy alejado de la naturaleza. Y se ha conectado a una religión que nos
divorcia de ella. Que se proyecta en un paraíso situado en un cielo en alguna
parte. Pero este es el sitio.
-¿Por qué las mujeres lo tienen
más claro?
No se trata estrictamente de
hombres y mujeres, sino del lado femenino de los seres humanos. Siempre he
pensado que antes de que un país considere ir a la guerra debería preguntar a
las mujeres. Ninguna mujer o colectivo de mujeres va a estar de acuerdo con una
guerra que masacrará a los hijos de las mujeres del otro bando. Son madres, lo entienden.
-¿No habría guerra en Gaza?
Sí. Si decidieran las mujeres,
acabarían poniéndose de acuerdo. Tendremos que tener la humildad como hombres
de dirigirnos al punto de vista femenino Preguntémosles a ellas. Cambiemos por
un día a los líderes por sus mujeres. A todos los hombres que toman todas esas
decisiones y matan a toda esa gente, bombardean escuelas y hospitales,
pregúnteles qué piensan sus mujeres. En algún momento pudo funcionar ser tribus
guerreras, pero eso se acabó.
Antony and the Johnsons, *Twilight.
-El sistema se agota y, según
usted, el planeta también.
En los 80 construimos armas de
destrucción masiva que podían destruir el mundo 40 veces. Eso es el climax del
sueño masculino basado en la testosterona. La manera masculina de ver el mundo
es como un virus que amenaza al cuerpo, a la especie misma, a toda la
diversidad y al planeta. Los gays sabemos lo que un virus puede hacer a un
cuerpo: destrozarlo en unos meses. Pues bien: los humanos somos un virus para
el planeta. Es sorprendente, porque jamás habíamos tenido la posibilidad de
destruir el planeta. Nunca nos habíamos enfrentado a eso como especie. Es algo
que sólo es posible en los últimos 50 años. Siempre habíamos fantaseado con el
apocalipsis, pero a través de religiones que buscaban tener ese poder en su
mano.
-El apocalipsis es real y
ecológico.
Si la biodiversidad se acaba, si
el 90% de las formas de vida se erradican como consecuencia del calentamiento
global, si el planeta se acaba, habremos cumplido el sueño de la testosterona.
Estamos destrozando millones de años de recursos en tan solo unos cuantos. Pero
hay otros sueños, podemos cambiar nuestra dirección o al menos soñar con
hacerlo. Mi obligación como artista es provocar. Tengo que proponer que seamos
creativos. Mi naturaleza como transgénero me da un lugar privilegiado para esa
conversación con lo femenino.
-Nació en el Reino Unido, pero
fue a partir de los 19 años, cuando llegó a un Nueva York transgresor, cuando
se formó realmente en la música. Ha dicho que en Nueva York ya no hay esa
"subcultura". ¿Qué es hoy Nueva York?
Sí hay subcultura, pero Nueva
York ya no la atrae. Puede haberla en cualquier sitio. Alguien en Papúa Nueva
Guinea puede tener un acceso similar a la subcultura. Internet lo ha cambiado
todo.
-¿Hay demasiado ruido y más
dificultad para encontrar contenido con significado?
El acceso es total, pero hemos
criado a una generación a través de las aplicaciones para móviles. El consumo
es mucho más rápido y artificial. En vez de leer un periódico durante 45
minutos se revisan 45 fuentes de información en 10 minutos. Tanta información
reduce las posibilidades de que algo tenga un impacto. Mucha gente ya escucha
sólo un cuarto de una canción.
-Por eso es tan importante el
teatro.
Sí. Y es un vestigio de una
antiguedad: la atención prolongada que antes teníamos para la cultura. Espero
que el teatro resista a la presión y la cultura rápida de internet. Hay algo
acerca de las experiencias en directo, es mucho más vivo, se comparte una
emoción. Y la gente necesita un respiro. ¡Yo lo necesito! La tecnología me
controla, organiza mi vida y no al revés. Y asusta. ¿Queremos darle tanto poder
a las grandes empresas?
-¿Qué tienen que ver?
Es el gran problema del
capitalismo de libre mercado. Siempre entierran parte de la historia cuando
muestran la otra. Cuando apareció el teléfono, las grandes empresas hicieron
estudios sobre cómo afectaría a la cultura y la forma en la que vivimos.
Vendieron lo bueno y escondieron cuanto pudieron lo malo. Con la actual
revolución tecnológica, hemos reorganizado por completo el funcionamiento del
cerebro de las tres próximas generaciones. Apple ha desarrollado la mente de
mis sobrinos. Imagínese en siete generaciones. Todo sin que como especie
hayamos podido decidir nada. El capitalismo lo ha decidido. ¿Cómo se llega a
que un sistema cuyo objetivo es hacer dinero decida cosas tan importantes?
-Todo el mundo conoce Hope there
is someone (Espero que haya alguien). ¿Cómo se vive con un éxito tal, sobre
todo de una canción tan íntima?
Soy afortunado porque la canción
que se convirtió en más famosa es también una de las más personales. No es una
canción de plástico.
-Pero usted no hace canciones de
plástico, ¿no?
[Ríe] Puede que haya hecho
alguna… Cuando la compuse me dije que nunca podría cantarla en directo, que era
demasiado personal. Cuando la escribí, me asustó.
-Muy personal y, al mismo tiempo,
masiva. Mucha gente ha vivido a través de esa canción momentos importantes.
Cuando te apartas de falsas
doctrinas, religiones institucionales… cuando percibes la muerte como es y no
has decidido de antemano qué hay ahí, vives a la intemperie en un lugar
ambiguo. Lo he visto con mi padre, que acaba de morir. No tuvo una idea muy clara
de lo que le pasaría en la muerte. No tenía una creencia inquebrantable, pero
tenía curiosidad, agitación y esperanza en su entrada en la muerte. Un sentido
de misterio.
-Lou Reed lo describió como un
"ángel".
Cuando eres un artista te vienes
arriba. Es más un gesto que algo sobre una persona. Soy tan ángel como usted o
como alguien del público. Es una verdad muy simple.
-No se siente especial.
No, en absoluto. Soy normal.
-Debe de ser la primera estrella
internacional que dice eso.
Pregúntele a mis amigos. Soy
normal, me preocupan cosas normales, tengo mis pequeños demonios. El hecho de
que haya 500 personas en el escenario mirando a través de los ojos de su
esperanza e ilusión crea un espacio secreteo en el que me muevo. Es mágico.
Sólo tomo prestado eso de la gente. No se trata de mí, sólo en una pequeña
proporción. Pero no soy genial, sólo lo normal.
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