La niebla de San Francisco
El origen está en las aguas frías
que condicionan el clima de la bahía.
Una de las imágenes más famosas
del planeta es la del puente Golden Gate, símbolo de la ciudad californiana de
San Francisco, emergiendo desde la cerradísima niebla. De clima mediterráneo,
esta ciudad americana se caracteriza por sus inviernos frescos y húmedos (con
lluvias relativamente abundantes) y unos veranos secos y no muy calurosos. De
hecho, la temperatura media durante todo el año no excede los 19-20 grados, ya
que su clima fresco está fuertemente condicionado por la omnipresente corriente
fría de California (corriente marina que se extiende a lo largo de la
costa occidental de América del Norte, desde Alaska hacia el sur, paralela al
litoral americano). Mark Twain dijo una vez que el invierno más frío que había
pasado fue un verano en San Francisco.
Precisamente el origen de la
formación de esta espesa niebla estival lo encontramos en estas aguas frías que
condicionan el clima de San Francisco. Esta se forma cuando el aire cálido y
húmedo del océano Pacífico se abalanza sobre la corriente fría de California
que, como hemos dicho, fluye paralela a la costa. Este aire caliente y húmedo
se enfría desde abajo, su humedad relativa aumenta y el vapor de agua se
condensa a medida que avanza a través de la bahía o de la tierra formando la
niebla. Este tipo de nieblas se llama de advección.
Por cierto, el color del puente
es un rojo con acabado en plomo, conocido como naranja internacional, y fue
elegido porque no solo armoniza muy bien con el entorno natural, sino que además
hace mucho más visible el puente en días de niebla.
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