viernes, 30 de abril de 2021

AÑÍSIMOS

Mi socio muerto, Juan, que tuvo la osadía de dejarnos aquí solos hace ya algunos años, me decía siempre: Jose, si a partir de los 40 años no te duele nada es que estás muerto. Juan y sus frases. El hecho es que, si no es totalmente verdad lo que él decía, la cosa se parece mucho a la realidad. Estamos rodeados de ictus, infartos, cáncer para dar y regalar, embolias, trombosis, depresión, ansiedad, calambres, dolores musculares y tantas enfermedades que mejor no verbalizar. ¿Dónde habrán quedado aquellos maravillosos años de salud y fuerza? Qué feliz, cuando niño,  alguien decía ¡pareces mayor!, qué subidón de autoestima; ahora es terrible cuando alguien te recuerda lo desmejorado que te ve, o no te lo dice pero se lo notas en la cara, que no sé si es peor aún. Canas, cuando conservas el pelo; kilos y curvas anatómicas desconocidas que vas descubriendo poco a poco; ese dolor con el que aprendes a convivir, el calambre que te dio anoche y que casi te tira de la cama... Pero la orquesta del Titanic sigue tocando, y que siga haciéndolo, que todavía nos queda y el agua abajo está muy fría.
Puccini, Tosca. *E lucevan le stelle.

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