jueves, 8 de abril de 2021

DOS LETRAS


La diferencia entre aptitud y actitud, aunque solo de dos letras, es vasta cual océano. La aptitud de los trabajadores públicos se da por obvia, lástima que si eres un inepto trabajando no importe en absoluto (quede claro que el mérito de un opositor es ímprobo, aunque yo no crea que este sistema sea el mejor). Un opositor de mediana edad, que por las circunstancias tenga que examinarse para mantener su plaza, deberá competir con jóvenes que, literalmente, lo único que han hecho en su vida ha sido estudiar. No parece que la balanza esté muy equilibrada. Ahora, volviendo a las capacidades mencionadas, quedando clara la aptitud, el quid de la cuestión parece estar en la actitud, que pocas veces llegamos a encontrarla. Casi dos siglos han pasado desde que Larra escribiera su famoso "Vuelva usted mañana" con la burocracia en el punto de mira. Doscientos años que parece no han pasado, visto lo visto. Lidiar con la Administración, aún inmersos en la era digital como estamos, sigue pareciéndose a un examen, uno llega con la cabeza baja cruzando los dedos en poder resolver el problema planteado. No debamos olvidar, no obstante, que el problema no está en la burocracia per se (sin burocracia no hay democracia) sino en los burócratas, o sea, en las personas. Nosotros somos los que tenemos la capacidad de complicarlo todo, ya sea por a) desconocimiento, b) ignorancia, c) miedo o d) todo lo anterior. Por poner solo un ejemplo -escuchado por un servidor-, en una oficina pública un funcionario le dice a otro, textualmente: "no le digas que sí de entrada que luego se malacostumbran". Tal cual. He aquí una de estas personas con la capacidad mágica de encontrar un problema para cada solución y de la que hay que huir raudo.

Hemos perdido el sentido común: las leyes, los legisladores y los que las aplican; las ordenanzas, normativas, cientos de decretos, resoluciones, reglamentos... en manos de magos que convierten lo sencillo en complicado, lo fácil en difícil, los síes en noes. Como dice mi amigo G, tantos años sacando al perro con correa y no se han dado cuenta de que el perro no muerde.

Dos letras como la diferencia entre creer y crear. No perdamos la esperanza en que esto se arregle, seamos ingenuos un poco.

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