Estamos en guerra, sí, contra el maldito Covid-19 y contra toda esta cantidad de noticias que hacen tambalear hasta las amistades más duraderas. Bulos médicos, políticos, económicos; mentiras todas pero que logran lo que persiguen, plantar la semilla de la duda, de la desconfianza. ¿Lo mejor? dejarlos pasar, sin más. Ni cabreos -cuesta, lo sé-, ni malos rollos ni, por supuesto, reenvíos a amigos y conocidos; ni siquiera a enemigos porque que el bulo circule ya es un éxito en sí mismo. Y no debemos olvidar la terrible enseñanza que nos dejaron los nazis: cuando una mentira se repite hasta la saciedad se convierte en verdad.
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