Tuve ayer un día extraño día, diferente, aunque esto pueda parecer difícil. Por la mañana estaba más cansado de lo normal -debí haber dormido mal y poco, que ya está resultando recurrente-, pero trabajé como cualquier día en un informe harto complicado por la cantidad de información que han aportado. Después ducha y al sur de la isla. Tenía dos visitas de obra a las que tenía mucho interés en ir porque por éstas no había ido desde que comenzó esta pesadilla; buen tiempo, soleado y con una temperatura muy agradable, convirtieron sendas visitas en un paseo que me sirvió para despejarme, comprobar la marcha de las construcciones -ambas a muy buen ritmo- y ¿disfrutar? de una autopista con aspecto de película de zombies, casi vacía. Tuve mi primer encuentro con un control policial a la salida de El Médano, sin problema alguno al estar bien documentada la necesidad profesional de mi escapada, de manera que la vuelta a casa se desarrolló sin incidentes. Durante el trayecto tuve ocasión de hablar con una clienta, con uno de mis aparejadores, con mis padres y volver a pensar en lo difícil, más bien imposible, que se ha vuelto hacer realidad el parón informativo autoimpuesto. Si a mi, que no me gusta el fútbol en absoluto, me bombardean semana tras semana con la dichosa liga, los fichajes y la vida de los futbolistas, cómo escapar del covid-19, ubicuo como nunca antes... No es posible, me pliego a la realidad más absoluta. Aunque les aseguro que lo seguiré intentando con todas mis fuerzas. Ya está uno talludito para que le muestren un camino por el que no quiere caminar.
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Wim Mertens, "The Belly of an Architect"
Soundtrack, *Struggle For Pleasure.
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