Reunión esta mañana en la oficina para hablar del reparto del trabajo, tareas pendientes, etc. Sobre todo para intentar que al final no acabe todo en mi mesa porque el trabajo se acumula y sería prácticamente imposible resolverlo a tiempo. Yo, que conozco el percal, escucho impávido y asiento en alguna ocasión, pocas veces. Buenas intenciones siempre, la realidad otra.
14:10pm, saliendo de la oficina hacia el aparato de fichar. Me encuentro a una de mis jefas que me pide volver a la mesa para plantearme un "asunto urgente". Asunto, llamémoslo así:
> ¿puedes informar urgente esta factura urgente pendiente y urgentes bla bla bla?
Ésta sí, ésta es la realidad. El pescado está todo vendido, que diría mi amigo V.
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